Una mayor adiposidad en el embarazo perjudica la salud mental del bebé

Descubren por qué el aumento de la grasa corporal durante el embarazo está relacionado con dos hormonas clave para el desarrollo fetal y puede predecir un mayor riesgo de que los hijos sufran ansiedad, TDAH o una mayor carencia afectiva.
Una mujer embarazada comiendo pizza tumbada en el sofá

03/07/2024

Investigadores del Centro de Innovación en Salud Mental de la Universidad de Ciencias y Salud de Oregón (OHSU) han descubierto por qué el aumento de la adiposidad o cantidad de grasa en el cuerpo durante el embarazo está relacionado con un mayor riesgo de que los hijos sufran trastornos mentales o una mayor carencia de afecto. Aunque había evidencias de una relación entre la obesidad durante la gestación y la salud mental de los descendientes las razones no se conocen bien y este es el primer estudio que demuestra el vínculo entre dos hormonas clave asociadas con la masa grasa –adiponectina y leptina– y la conducta de los hijos.

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Los investigadores evaluaron si las concentraciones en la sangre de la embarazada o del cordón umbilical de la adiponectina y la leptina podrían predecir la aparición de trastornos mentales en los bebés. La leptina, una hormona que regula el apetito, y la adiponectina, una hormona que regula los niveles de glucosa y la descomposición de grasas, resultan fundamentales para el desarrollo fetal.

“El vínculo entre el estado metabólico de la madre durante el embarazo y la salud mental de los hijos es relativamente nuevo, y hay muy poca investigación que explique esta conexión”, comentó Elinor Sullivan, profesora de psiquiatría en la Escuela de Medicina de OHSU y autora principal del estudio. “Se cree que el estado metabólico puede influir en el entorno intrauterino, lo que puede moldear el cerebro fetal y su desarrollo”.

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“Identificar nuevos biomarcadores nos brinda la oportunidad de predecir desde muy temprano qué niños están en riesgo de trastornos mentales comunes, como el TDAH y la ansiedad, para poder ofrecer intervenciones tempranas específicas”. Los biomarcadores, o características medibles en el cuerpo, pueden servir como un sistema de alerta temprana para enfermedades o condiciones subyacentes, y son una herramienta valiosa para entender mejor la salud de una persona.

Nuevos biomarcadores del riesgo de trastornos mentales en los hijos

Dirigidos por Sullivan y Hanna Gustafsson, los investigadores recopilaron datos de una cohorte de 305 mujeres embarazadas y sus hijos, tomando muestras de sangre de la gestante en el segundo trimestre y una muestra de sangre del cordón umbilical al nacer. Los hijos fueron evaluados a los 6 meses de edad, momento en el cual los investigadores realizaron pruebas conductuales estándar para examinar comportamientos utilizados para regular las emociones, que son fuertes indicadores de riesgo de trastornos mentales en la primera infancia.

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Los resultados del estudio se han publicado en la revista Brain, Behavior, and Immunity y muestran que niveles más bajos de la hormona adiponectina en la circulación sanguínea de la madre y concentraciones más altas de la hormona leptina en la sangre del cordón pueden ser nuevos biomarcadores del riesgo de trastornos mentales en los hijos.

Los investigadores señalan que identificar estos biomarcadores podría tener un gran potencial para la intervención temprana en niños en riesgo de diversos trastornos mentales, y sugieren que la identificación de niños en riesgo podría ser posible antes de lo que se pensaba, incluso antes del nacimiento. Además, estos biomarcadores pueden medirse en un entorno clínico utilizando herramientas estándar y de bajo coste, y pueden evaluarse mediante una sola prueba de fácil interpretación.

“Se cree que el estado metabólico [de la embarazada] puede influir en el entorno intrauterino, lo que puede moldear el cerebro fetal y su desarrollo”

El nuevo objetivo del equipo de investigación será probar intervenciones destinadas a reducir el riesgo de trastornos mentales en los niños y apoyar a los padres durante el período perinatal. Hay prometedoras evidencias de que enseñar a los padres habilidades prácticas durante el embarazo puede ayudar a apoyar tanto la salud de la embarazada como la del niño; por ejemplo, enseñar a envolver y calmar a un bebé que llora, proporcionar información sobre los patrones típicos de llanto del bebé y ofrecer técnicas de mindfulness para gestionar sus propias emociones al cuidar a un bebé.

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“El peso puede ser un tema complejo y sensible para las embarazadas y nuestro objetivo como clínicos es ayudar a las pacientes a cuidarse lo mejor posible a sí mismas y a su bebé en desarrollo”, dijo el Dr. Jamie Lo, profesor asociado de obstetricia y ginecología en la Escuela de Medicina de OHSU, que se especializa en medicina materno-fetal. “Estos hallazgos presentan una oportunidad para intervenir temprano en el embarazo y potencialmente mejorar los resultados de salud en los niños”.

El Dr. Lo también enfatiza la importancia del acceso a un cuidado prenatal de calidad que incluya asesoramiento sobre nutrición y un estilo de vida saludable durante el embarazo y antes de la concepción, lo cual es fundamental para optimizar la salud de las mujeres embarazadas y sus bebés.

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De cara al futuro, Sullivan señala que se necesita más investigación para comprender mejor la naturaleza de estas asociaciones y si los resultados en la salud conductual persisten durante la infancia. El equipo de investigación planea seguir a los sujetos del estudio hasta que cumplan 5 años para determinar cómo estos factores pueden predecir el riesgo a largo plazo y el diagnóstico clínico.

“Aunque este es un primer paso emocionante, tenemos mucho más que aprender, incluyendo el papel que podrían desempeñar los determinantes sociales de la salud”, ha destacado Sullivan. “Esperamos continuar con nuestra investigación y apoyar una mejor atención para los progenitores y sus hijos”, concluye.

Actualizado: 3 de julio de 2024

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