Un test predice la toxicidad sin tener que experimentar con animales

Un nuevo test digital de análisis químico, con una fiabilidad similar a algunas pruebas que se realizan con animales para comprobar la toxicidad de sustancias, podría ayudar a reducir la experimentación animal.
Test que experimentan en animales

19/07/2018

Un grupo de expertos en toxicología ha desarrollado un nuevo método digital para detectar la seguridad química de un producto y determinar si es tóxico para los humanos, un hallazgo que podría disminuir la necesidad de realizar seis pruebas en animales, que implican a alrededor del 60% de los entre tres y cuatro millones de animales que se estima que son utilizados cada año en el mundo con esos fines.

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La herramienta, que se ha diseñado sobre una enorme base de datos de estructuras moleculares (10 millones de estructuras químicas) y registros de seguridad disponibles, parece que coincide, y en algunos casos incluso supera, los test animales realizados para comprobar la sensibilización de la piel o la irritación ocular frente a determinados productos, según los resultados del estudio que se han publicado en Toxicological Sciences.

Se calcula que entre 3 y 4 millones de conejos, ratas y otros animales se emplean anualmente en todo el mundo para realizar pruebas de seguridad química

El test presenta, no obstante, ciertas limitaciones, ya que no tiene la capacidad de evaluar con seguridad las probabilidades de que un químico pudiera provocar cáncer, y sería necesario que las agencias reguladoras estuvieran dispuestas a admitir un planteamiento diferente al actual que se basa en el testado animal. Sin embargo, supone un paso en la búsqueda de alternativas a la experimentación con animales, y una contribución al futuro desarrollo de modelos predictivos que reemplacen las pruebas con seres vivos.

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Pruebas de seguridad de las nuevas sustancias químicas

Antes de aprobar su comercialización, las nuevas sustancias químicas deben superar pruebas que demuestren que son inocuas para los seres humanos, y para evaluar sus posibles riesgos se utiliza a ratas, conejos, u otros animales. Además de las objeciones éticas de esta práctica, también los costes son elevados, por lo que la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA) ha fomentado que se investiguen nuevas maneras de evaluar estos productos.

Uno de los métodos propuestos es emplear los datos conocidos sobre la seguridad de los compuestos actuales para predecir los potenciales riesgos de nuevos productos químicos que presenten estructuras moleculares semejantes, sin necesidad de utilizar animales para ello. De hecho, el equipo de científicos de la Facultad de Salud Pública Bloomberg de la Universidad Johns Hopkins de Baltimore (Maryland) ya comprobó en 2016 que los productos químicos cuyas estructuras eran similares podían tener también un impacto parecido sobre la salud como, por ejemplo, resultar irritantes.

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La herramienta digital desarrollada por estos investigadores, dirigidos por Thomas Hartung, logró predecir el perfil toxicológico de una sustancia química elegida aleatoriamente, relacionándola con otras similares de la base de datos utilizada, y comparando los resultados con seis pruebas del mismo compuesto que se habían hecho con animales. El test reprodujo los resultados de las pruebas con animales el 87% del tiempo, mientras que las pruebas repetidas con animales solo eran capaces de replicar los resultados del pasado el 81% del tiempo, de media.

Hartung ha explicado que los datos obtenidos muestran que es posible reemplazar seis pruebas habituales realizadas con animales –y que suponen el 57% de las pruebas de toxicología animal que se llevan cada año en el mundo– con predicciones basadas en la computación y consiguiendo, además, unos resultados más fiables.

Actualizado: 4 de mayo de 2023

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