La contaminación y el calor disparan los casos de ictus tanto como el tabaco

Los casos de accidente cerebrovascular fatal han aumentado un 70% globalmente entre 1990 y 2021, según un estudio que señala el impacto de la obesidad y las altas temperaturas y destaca la contaminación del aire como un factor de riesgo equivalente al tabaquismo.
Un joven sentado en un campo seco mirando una ciudad contaminada

19/09/2024

La incidencia de los accidentes cerebrovasculares y sus graves consecuencias, como el fallecimiento del paciente o que éste sufra secuelas que le causen una discapacidad de por vida, se ha incrementado significativamente entre 1990 y 2021 a nivel mundial. Desde 1990, la muerte prematura por accidente cerebrovascular ha aumentado un 72%, según revelan los resultados de un nuevo estudio que se acaba de publicar en The Lancet Neurology.

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Entre los factores de riesgo que han contribuido a este aumento global del ictus destacan el impacto negativo de las elevadas temperaturas sobre la salud y la contaminación del aire por partículas involucrada en la hemorragia subaracnoidea (hemorragia cerebral fatal) que el estudio señala por primera vez equiparando la exposición a dicha contaminación con el tabaquismo.

Estimar la carga del accidente cerebrovascular (ACV) y los factores de riesgo asociados a nivel global, regional y nacional es crucial para diseñar políticas de salud basadas en evidencia, así como para planificar la prevención y distribución de recursos. Este estudio se centró en proporcionar estas estimaciones para el período de 1990 a 2021.

El cambio climático y la contaminación aumentan el riesgo de ictus

Se analizaron datos sobre la incidencia, prevalencia, mortalidad y años de vida ajustados por discapacidad (DALY) relacionados con los diferentes tipos de ACV, como el isquémico, la hemorragia intracerebral y la hemorragia subaracnoidea, en 204 países y territorios desde 1990 hasta 2021. Estos indicadores fueron ajustados por edad y expresados por cada 100.000 personas al año.

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Además, se evaluó la carga de accidente cerebrovascular atribuible a 23 factores de riesgo, agrupados en seis categorías: contaminación del aire, tabaquismo, hábitos de vida, dieta, factores ambientales y riesgos metabólicos. Todo esto se hizo utilizando la metodología estándar del Estudio Global de la Carga de Enfermedades (GBD, por sus siglas en inglés), que también incluyó un análisis por regiones y niveles socioeconómicos (quintiles del Índice Socio-demográfico, SDI).

En 2021, el accidente cerebrovascular fue la tercera causa más común de muerte a nivel global (7,3 millones de muertes, con un intervalo de incertidumbre entre 6,6 y 7,8 millones), representando el 10,7% de todas las muertes, solo superado por la cardiopatía isquémica y el COVID-19. También fue la cuarta causa de años de vida perdidos por discapacidad (160,5 millones de DALYs), lo que representa el 5,6% del total de DALYs. En ese mismo año, se estimaron 93,8 millones de personas con ACV prevalente y 11,9 millones de nuevos casos.

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El estudio reveló desigualdades en la carga del ACV y sus factores de riesgo según la región, país o territorio, y nivel socioeconómico. A partir de 2015, se observó una desaceleración en la reducción de casos, e incluso un aumento en la incidencia, mortalidad, prevalencia y tasas de DALYs en algunas regiones como el sudeste asiático, el este de Asia y Oceanía, especialmente en países con menor nivel de desarrollo y en personas menores de 70 años. A nivel global, el 65,3% de los ACV fueron isquémicos, el 28,8% fueron hemorragias intracerebrales y el 5,8% fueron hemorragias subaracnoideas.

“El aumento del impacto del ictus sobre la salud global observado en estos últimos años demuestra que son necesarias políticas globales encaminadas a luchar contra la contaminación atmosférica y el cambio climático”

Los factores de riesgo de accidente cerebrovascular más preocupantes, que mostraron un aumento considerable en su impacto, incluyen: un índice de masa corporal (IMC) elevado (88,2%), temperaturas ambientales altas (72,4%), niveles altos de glucosa en sangre en ayunas (32,1%), el consumo de bebidas azucaradas (23,4%), la falta de actividad física (11,3%) y la hipertensión (6,7%).

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Los autores concluyen que la carga del ACV ha aumentado entre 1990 y 2021, al igual que la influencia de varios factores de riesgo y es urgente implementar medidas eficaces, accesibles y asequibles para mejorar la vigilancia, prevención (enfocada en la presión arterial, estilo de vida y factores ambientales), atención aguda y rehabilitación, con el fin de reducir la carga del ACV en todo el mundo.

“Un hallazgo relevante de este trabajo es la relación (detectada por primera vez) entre la contaminación del aire por partículas en suspensión y un mayor riesgo de hemorragia subaracnoidea”. Ha destacado Andrés García Pastor, neurólogo del Centro de Ictus del Hospital General Universitario Gregorio Marañón, que no participó en el estudio, en declaraciones a SMC España. “El efecto sinérgico entre contaminación atmosférica, cambio climático y elevación de las temperaturas ha demostrado influir en el riesgo de enfermedades vasculares y, en especial, del ictus”, añade.

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“El aumento del impacto del ictus sobre la salud global observado en estos últimos años demuestra que las estrategias de prevención empleadas hasta el momento son insuficientes o inadecuadas y que probablemente deben ir más allá de medidas de cambios de estilo de vida a nivel individual. Son necesarias políticas globales encaminadas a luchar contra la contaminación atmosférica y el cambio climático”, concluye el experto.

Actualizado: 19 de septiembre de 2024

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