La vacuna contra la gripe provoca más efectos adversos en las mujeres

Una nueva investigación en la que se han examinado los resultados de 18 ensayos clínicos en los que han participado 34.343 adultos ha encontrado que la vacuna contra la gripe no produce los mismos efectos secundarios en las mujeres que en los hombres y que, de hecho, son más frecuentes en las féminas, especialmente en las que tienen más de 65 años. En concreto, las mujeres tienen un 43% más probabilidades de sufrir molestias en los brazos –dolor o hinchazón–, y un 27% más probabilidades de experimentar reacciones sistémicas, como fiebre, dolor muscular o de cabeza.

Los investigadores, liderados por la Dra. Marilou Kiely en la Universidad de Montreal comprobaron que las mujeres que tenían menos de 65 años también eran más propensas a presentar efectos secundarios tras la vacunación antigripal, incluyendo grupos de población en los que está indicado recibir esta vacuna como mujeres jóvenes con problemas de salud y embarazadas.

Los resultados se han publicado en Journal of Epidemiology & Community Health y revelan que existe un mayor riesgo de reacciones a la vacuna antigripal para las mujeres en comparación con los hombres, “independientemente de la edad y el tipo de vacuna. La comunicación transparente de este riesgo podría aumentar la confianza en las vacunas y limitar las dudas sobre las vacunas. Los estudios futuros deberían informar resultados estratificados por sexo y explorar el papel del género en la aparición de eventos adversos”, han declarado los investigadores en el artículo.

Los beneficios de la vacuna antigripal superan a los riesgos

Los resultados del estudio señalan que el dolor de brazo es el efecto secundario más frecuente tras recibir la vacuna antigripal, y que los dolores musculares y de cabeza constituyen las reacciones más comunes en todo el cuerpo, aunque la mayor probabilidad de que las mujeres experimenten estas reacciones de todo el cuerpo es relativamente pequeña porque sólo afecta a 74 mujeres más por cada 1.000 personas vacunadas.

“La mayor parte de los síntomas que se describen asociados a la vacunación [contra la gripe] son síntomas leves”

En las mujeres mayores de 65 años, la probabilidad de sufrir problemas más graves en los brazos que les impidan realizar las tareas cotidianas de forma temporal es un 51% mayor que en los varones y tienen además un 48% más probabilidades de presentar reacciones graves en todo el cuerpo, como dolores musculares y fiebre, que afecten a sus rutinas diarias. La diferencia en las reacciones graves en todo el cuerpo entre mujeres y hombres es menor en los mayores de 65 años en comparación con personas más jóvenes, lo que sugiere que el sistema inmunitario de las mujeres mayores responde con menos intensidad a la vacuna antigripal.

Sin embargo, y como explican los autores en declaraciones recogidas en SMC España, “los datos sugieren que la mayoría de las reacciones son leves, autolimitadas y rara vez graves”, por lo que es importante tener en cuenta los potenciales beneficios de la vacuna antigripal en las personas mayores y los pacientes con determinadas enfermedades, que se consideran grupos vulnerables especialmente protegidos por la vacunación contra infección respiratoria.

Estanislao Nistal, virólogo y profesor de Microbiología en la Universidad CEU San Pablo, también en declaraciones a SMC España, ha señalado que “la mayor parte de los síntomas que se describen asociados a la vacunación son síntomas leves”. Este experto explica que “el estudio utiliza la expresión “riesgo de efectos adversos” para nombrar algo que se denomina reactogenicidad de una vacuna (reacciones asociadas a la inoculación de la vacuna). La reactogenicidad está relacionada con la activación del sistema inmunitario del paciente para luchar contra el virus, que es generalmente leve y transitoria, por lo que utilizar la expresión riesgo de efectos adversos tiene una connotación que no abarca la complejidad de lo que está ocurriendo” 

“Entre los síntomas que en el estudio denominan síntomas severos de grado 3, tales como equimosis, endurecimiento, hinchazón en la zona de inyección o eritemas, todos son síntomas pasajeros y reversibles y se pueden atenuar con tratamientos. El número de pacientes dentro del grupo de riesgo con síntomas severos es, además, muy bajo.” 

Y añade que “junto con el análisis de lo que en el artículo denomina riesgos de síntomas del tipo que sean, una correcta información debe estar acompañada de un valor fundamental en cualquier vacuna, el índice de riesgo/beneficio, especialmente en los pacientes en riesgo de desarrollar complicaciones asociadas a la gripe, que en el estudio serían aquellos mayores de 65 años”. 

“El dato que aporta el estudio sobre la mayor reactogenicidad en mujeres es interesante. No es nuevo, pero sí incide en la posibilidad de definir parámetros que sirvieran para que la reactogenicidad de la vacuna en mujeres no fuera tan intensa, aunque se desconoce el grado de inmunización y reacción que le puede acompañar y que puede ser necesario en hombres o en mujeres para tener una protección óptima frente al virus”. “Sería conveniente matizar algunas expresiones y añadir algún dato adicional al estudio que hablara sobre la seguridad y efectividad de las vacunas en el contexto de las reacciones que producen”, concluye Nistal.