Una cuarta dosis ofrece solo beneficios marginales frente a ómicron

El CEO de Pfizer, Albert Bourla, ha declarado a la cadena de televisión CBS que seguramente sea necesario recibir una cuarta dosis de su vacuna contra el COVID-19 para conseguir una mayor protección contra la enfermedad, especialmente ahora que han surgido variantes más contagiosas como ómicron. Sin embargo, un estudio israelí ha encontrado que esta segunda vacuna de refuerzo solo podría aportar beneficios marginales frente a ómicron.

La investigación, publicada en la revista New England Journal of Medicine, ha analizado la inmunogenicidad y la seguridad de una cuarta dosis de las vacunas contra el COVID-19 de tipo ARNm de Pfizer-BioNTech y de Moderna en un grupo de 270 trabajadores del Centro Médico Sheba en Tel Aviv (Israel), que recibieron una cuarta dosis cuatro meses después de la tercera inyección.

Los resultados mostraron que una segunda dosis de refuerzo era segura y que tenia la capacidad de hacer que aumentasen los anticuerpos neutralizantes –que son los evitan que el SARS-CoV-2 no infecte las células–, a niveles similares a los que se observaron tras la tercera dosis, justo antes de que la protección comenzase a descender con el tiempo.

Sin embargo, lo que más llamó la atención a los investigadores fue que encontraron que la cuarta dosis contra el COVID-19 no aportaba mucha protección adicional contra la variante ómicron. Concretamente observaron que los que recibieron la cuarta inyección de Pfizer tuvieron un 30% menos de riesgo de contraer la infección que los que tenían tres dosis, un porcentaje que bajaba al 18% en el caso de los que habían recibido la vacuna de Moderna.

Baja eficacia de la cuarta dosis en los trabajadores de la salud

La protección que ofreció una cuarta dosis frente a la infección con síntomas fue ligeramente mejor en los participantes menores de 40 años que recibieron una cuarta inyección, un 43% para Pfizer y 31% para Moderna, en comparación con las personas que recibieron tres vacunas. Aun así, los resultados deben interpretarse con cautela, pues se trata de un estudio no aleatorizado y con un grupo pequeño de personas.

Los que recibieron la cuarta dosis de Pfizer tuvieron un 30% menos de riesgo de COVID-19 que los que tenían tres dosis, y un 18% en el caso de los de Moderna

Los autores indican que creen que las ventajas de las tres dosis que se han venido administrando hasta ahora contra la cepa original habían llegado a su máxima respuesta inmunitaria, por lo que con los refuerzos solo conseguían restaurar la inmunidad disminuida, en lugar de aumentarla por completo.

“Además, observamos una baja eficacia de la vacuna contra las infecciones en los trabajadores de la salud, así como cargas virales relativamente altas que sugieren que quienes estaban infectados eran infecciosos. Por lo tanto, una cuarta vacunación de trabajadores de la salud jóvenes y sanos podría tener solo beneficios marginales”, declararon los investigadores, liderados por Gili Regev-Yochay.

Por tanto, su valoración muestra que es importante que se siga investigando una vacuna específica para ómicron, que sería más efectiva para las personas jóvenes y sanas. Por otro lado, indican que una cuarta dosis sería más beneficiosa para grupos de mayores y para aquellos que son vulnerables debido a una enfermedad o a un sistema inmunitario deprimido.

“Idealmente, necesitamos nuevas vacunas COVID-19 diseñadas específicamente contra ómicron si queremos mejorar esta protección para los más vulnerables, de la misma manera que actualizamos la vacuna contra la gripe estacional cada año, para garantizar la mejor combinación posible contra la cepa del virus que circula actualmente”, concluyen.