A los niños con autismo y a sus hermanos menores les vacunan menos
28/03/2018
Los efectos de las campañas antivacunas y el impacto negativo que tuvo sobre este eficaz método de prevención de enfermedades un trabajo publicado hace 20 años –y que posteriormente fue retirado–, que asociaba la administración de la vacuna triple vírica (sarampión, paperas y rubéola) durante la infancia con un mayor riesgo de desarrollar un trastorno del espectro autista (TEA), se han traducido en una tendencia a poner menos vacunas a los niños diagnosticados con autismo y a sus hermanos menores, según revela un nuevo estudio.
El trabajo que puso en duda la seguridad y eficacia de las vacunas, realizado por Andrew Wakefield, se publicó en 1998 en The Lancet, y aunque esta prestigiosa revista científica procedió a su retirada, su influencia parece haberse extendido hasta nuestros días, ya que una nueva investigación demuestra que las tasas de vacunación son significativamente más bajas en los niños que padecen autismo y en sus hermanos pequeños en comparación con la población infantil general.
Los investigadores analizaron a 3.700 niños a los que se había diagnosticado TEA antes de los cinco años de edad, y a 500.000 que no padecían estos trastornos, así como a los hermanos menores de ambos grupos. Observaron que el 94% de los niños que tenían siete o más años del grupo sin TEA había recibido todas las vacunas recomendadas, frente al 82% de los que tenían TEA. En el caso de la triple vírica, el 96% de los primeros habían sido vacunados, en comparación con el 84% de los niños con TEA.
El 94% de los niños que tenían siete o más años y no padecían TEA había recibido todas las vacunas recomendadas, frente al 82% de los que tenían TEA
Menor tasa de vacunación entre los hermanos de niños con autismo
Los resultados también mostraron una menor proporción de vacunas recomendadas entre los hermanos menores de los pequeños que habían sido diagnosticados con TEA en comparación con los hermanos menores de los niños sanos. Así, en el caso de las vacunas recomendadas en los bebés con menos de un año de edad, la vacunación solo se completó en el 73% de los niños cuyos hermanos mayores padecían TEA, en comparación con el 85% del otro grupo.
Frank DeStefano, de la Oficina de Seguridad en la Inmunización de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades estadounidense (CDC) –que es el organismo que ha financiado este estudio–, ha declarado que a pesar de la cantidad de evidencias científicas que garantizan que no existe una asociación entre las vacunas infantiles y la incidencia de trastornos del espectro autista, el nuevo trabajo sugiere que muchos niños con autismo y sus hermanos menores no reciben todas las vacunas recomendadas, por lo que es necesario adoptar medidas que permitan mejorar las tasas de vacunación en estos colectivos para protegerles de manera adecuada contra las patologías que es posible prevenir con estos fármacos.
Actualizado: 4 de mayo de 2023