Descubren por qué dejar de fumar es más difícil para algunas personas
08/03/2017
Dejar de fumar no es fácil, tal y como revelan las cifras ya que, solo en España, de cada 100 fumadores, solo consiguen abandonar el hábito tabáquico (sin ayuda farmacológica) entre seis y ocho personas. Pero, ¿por qué es tan difícil? Lejos de los clásicos motivos que suelen ofrecerse como la falta de fuerza de voluntad, o el alto nivel de adicción a la nicotina, un nuevo estudio realizado por investigadores de la Universidad Médica de Carolina del Sur, en Charleston (EE.UU.), acaba de demostrar que el nivel de dificultad para dejar el tabaco puede ser un hecho objetivo y mensurable.
Así, según dicha investigación, existen diferencias neurobiológicas entre los fumadores que hacen que biológicamente les resulte más difícil abandonar el tabaco a unas personas, que a otras. De hecho, tal y como afirma Brett Froeliger, que ha dirigido la investigación, los seres humanos disponemos de mecanismos neurobiológicos que intervienen en el aprendizaje de nuevos comportamientos, y para desestimar aquellos que se han automatizado, como sería el fumar.
Fumar un cigarrillo es un acto automatizado
Según revela este trabajo, que ha sido publicado en la revista JAMA Psychiatry, fumar un cigarrillo es un acto automatizado que solo puede ser cohibido mediante circuitos cerebrales concretos que, justamente, se ha visto que en muchos fumadores no funcionan de manera correcta, pues dichos circuitos se encuentran interrumpidos. Por este motivo, y según explica el especialista Brett Froeliger, las posibilidades de que los comportamientos automatizados se vean bloqueados a nivel cerebral disminuyen mucho.
Fumar es un acto automatizado que solo puede ser cohibido mediante circuitos cerebrales concretos, que en muchos fumadores no funcionan de manera correcta
Para llegar a estas conclusiones, los investigadores estudiaron, mediante pruebas de imagen, las redes de control encargadas de inhibir los comportamientos automatizados de un total de 81 adultos fumadores con una alta dependencia a la nicotina, y que se habían presentado a un programa de cesación tabáquica.
De esta manera, y mientras los participantes realizaban actividades de control de la inhibición, los especialistas observaron que aquellos fumadores que tenían mayor oxigenación de la sangre presentaban mayores dificultades para inhibir un comportamiento automatizado, que aquellos que presentaban menor oxigenación. La razón de esta diferencia puede ser que, el cerebro, al tener que emplear mayor cantidad de oxígeno para paralizar dicho comportamiento, está utilizando más recursos y, por lo tanto, le supone mayor esfuerzo que a otra persona.
Mayor oxigenación de la sangre, mayor dificultad para dejar de fumar
Transcurridas las diez semanas, y finalizado el programa de cesación tabáquica, los investigadores volvieron a corroborar sus sospechas. Observaron que los niveles de oxigenación de la sangre relacionados con las respuestas de sus redes de control de la inhibición, eran inferiores en aquellos participantes que consiguieron dejar de fumar (casi la mitad), que en aquellos que fracasaron.
Concretamente, dichos niveles fueron inferiores en el giro frontal inferior derecho y en el tálamo derecho, áreas cerebrales que justamente presentaban una conexión más fuerte en los individuos que consiguieron dejar de fumar, que en los que no lo lograron.
Nueva alternativa terapéutica para la adicción a la nicotina
El siguiente paso, cuentan los especialistas, es estudiar las nuevas oportunidades terapéuticas para hacer frente a la adicción a la nicotina que aporta este descubrimiento. Terapias que podrían estar centradas en el refuerzo de la comunicación en el circuito del control de la inhibición de las personas fumadoras.
Actualizado: 4 de mayo de 2023