El COVID-19 prolongado provoca cambios cerebrales similares al alzhéimer
03/09/2024
Muchas personas que dieron positivo por COVID-19 presentan una actividad electroencefalográfica (EEG) anormal que refleja niebla mental y deterioro cognitivo leve incluso meses después de la fase aguda de la infección. Un panel de expertos del Centro Sanders-Brown sobre el Envejecimiento de la Universidad de Kentucky realizó una revisión sistemática para presentar evidencia convincente de que los déficits cognitivos debidos al COVID-19 y a la enfermedad de Alzheimer y demencia relacionada (ADRD) son impulsados por patologías superpuestas y anomalías neurofisiológicas, que resultan, al menos en parte, de mecanismos neuroinflamatorios y de reactividad de los astrocitos. Así, detectaron que las anomalías del EEG observadas en pacientes con COVID-19 se asemejan de manera sorprendente a las observadas en las primeras etapas de las enfermedades neurodegenerativas, en particular al deterioro cognitivo leve.
El estudio, que reunió a expertos de varios campos de la neurociencia y cuyos resultados se han publicado en Alzheimer's & Dementia, destaca una posible similitud en los trastornos cerebrales de estas afecciones que podría allanar el camino para nuevas vías de investigación y tratamiento.
Yang Jiang, profesor del Departamento de Ciencias del Comportamiento y su equipo centraron su trabajo en comprender la niebla mental que experimentan muchos sobrevivientes de COVID-19, incluso meses después de recuperarse del virus. Esta niebla incluye problemas de memoria, confusión y dificultad para concentrarse. Según Jiang, "la desaceleración y la anormalidad de la actividad cerebral intrínseca en los pacientes con COVID-19 se asemejan a las observadas en el alzhéimer y las demencias relacionadas".
Esta investigación arroja luz sobre la conexión entre las dos afecciones, lo que sugiere que pueden compartir mecanismos biológicos subyacentes. Tanto la COVID-19 prolongada como la enfermedad de Alzheimer implican neuroinflamación, la activación de las células de soporte cerebral conocidas como astrocitos y una actividad cerebral anormal. Estos factores pueden provocar importantes deterioros cognitivos, lo que dificulta que los pacientes piensen con claridad o recuerden la información.
La investigación revela que los problemas cognitivos causados por el COVID-19 reflejan cambios cerebrales subyacentes similares a los de la demencia, lo que supone un avance significativo. "La gente no suele relacionar la COVID-19 con la enfermedad de Alzheimer", dijo Jiang. "Pero nuestra revisión de la evidencia emergente sugiere lo contrario".
Controles de rutina para detectar deterioro cognitivo en pacientes con COVID-19
Los hallazgos del estudio enfatizan la importancia de los controles regulares de la función cerebral para estas poblaciones, en particular mediante el uso de herramientas asequibles y accesibles como la electroencefalografía (EEG). El estudio no solo destaca los rasgos compartidos entre la COVID prolongada y el alzhéimer, sino que también señala la importancia de realizar más investigaciones. "El nuevo descubrimiento abre caminos para futuras investigaciones y prácticas clínicas, en particular en el estudio de las oscilaciones cerebrales relacionadas con los biomarcadores neuronales del deterioro cognitivo leve en personas con COVID prolongada", dijo Jiang.
Uno de los hallazgos clave es el papel de los astrocitos, células de apoyo en el cerebro que no se han estudiado tan a fondo como las neuronas. La investigación sugiere que el daño o la activación de estas células por la COVID-19 puede causar disfunciones sinápticas, lo que lleva a la actividad cerebral anormal observada en ambas afecciones. Este descubrimiento es significativo porque puede ayudar a explicar por qué los patrones de EEG en pacientes con COVID-19 se parecen a los que se observan en las primeras etapas de enfermedades neurodegenerativas como el alzhéimer. Los investigadores creen que este trabajo podría tener un impacto directo en la atención al paciente. Los investigadores abogan por la realización de exámenes de EEG de rutina para detectar cambios cerebrales tempranos tanto en los sobrevivientes de COVID-19 como en aquellos en riesgo de deterioro cognitivo.
"Los patrones de EEG en pacientes con COVID-19 se parecen a los observados en enfermedades neurodegenerativas tempranas", apunta Chris Norris, profesor del Departamento de Farmacología y Ciencias de la Nutrición. "Estas similitudes pueden deberse a problemas compartidos como la inflamación cerebral, la actividad de los astrocitos, los niveles bajos de oxígeno y el daño a los vasos sanguíneos", señala Bob Sompol, profesor adjunto del mismo departamento.
Al detectar estos cambios de manera temprana, los proveedores de atención médica podrían identificar potencialmente a las personas en riesgo antes e implementar intervenciones para prevenir o retrasar la progresión del deterioro cognitivo.
A medida que continúa la investigación, el equipo está particularmente interesado en cómo la monitorización de EEG puede predecir los resultados a largo plazo en pacientes con COVID-19 y evaluar la eficacia de los tratamientos destinados a prevenir el deterioro cognitivo.
Fuente: Universidad de Kentucky
Actualizado: 3 de septiembre de 2024