El estrés crónico y prolongado aumenta el riesgo de morir por cáncer

El estrés que acumulamos a lo largo de la vida, y en el que influyen factores como el nivel económico y educativo, provoca un desgaste en el cuerpo denominado carga alostática que aumenta las probabilidades de morir de cáncer.
Por qué el estrés contribuye al cáncer

07/10/2022

El estrés es un mecanismo de defensa natural del organismo que nos prepara para luchar o huir cuando afrontamos situaciones peligrosas, sin embargo, cuando se mantiene durante demasiado tiempo o se experimenta con mucha frecuencia puede tener consecuencias devastadoras para la salud física o mental, y un nuevo estudio lo confirma, ya que ha comprobado que el estrés crónico que acumulamos a lo largo de la vida provoca un desgaste del cuerpo que puede aumentar el riesgo de morir por cáncer.

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Ese desgaste se conoce como carga alostática y es una medida biológica de los efectos acumulativos del estrés. “Como respuesta a los factores estresantes externos, su cuerpo libera una hormona del estrés llamada cortisol, y luego, una vez que el estrés termina, estos niveles deberían volver a bajar”, ha indicado el Dr. Justin Xavier Moore, epidemiólogo del Colegio Médico de Georgia y Georgia Cáncer Centro. “Sin embargo, si tiene factores estresantes psicosociales crónicos y continuos, que nunca le permiten 'bajar', eso puede causar desgaste en su cuerpo a nivel biológico”.

Los investigadores del Medical College of Georgia liderados por el Dr. Moore, que analizaron datos de más de 41.000 personas recogidos en de la Encuesta nacional de examen de salud y nutrición (NHANES) recogidos entre 1988 y 2019. Los datos de los participantes incluían: índice de masa corporal (IMC), presión arterial diastólica y sistólica, colesterol total, hemoglobina A1C (niveles elevados indican riesgo de diabetes), albúmina y creatinina (que miden la función renal) y proteína C reactiva (una medida de inflamación), que emplearon para determinar la carga alostática.

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Factores que influyen en la carga de estrés

Los individuos con una puntuación de más de 3 fueron definidos como de alta carga alostática y los investigadores comprobaron que tenían 2,4 veces más probabilidades de morir de cáncer que aquellos con una baja carga alostática, un riesgo que se mantuvo tras ajustar otros factores que podrían influir en ello como la edad, la raza, el sexo, el nivel económico o la educación. “Pero hay que ajustarse a los factores de confusión”, ha explicado Moore, porque “sabemos que hay diferencias en las cargas alostáticas según la edad, la raza y el sexo”. “Si naces en un entorno donde tus oportunidades son muy diferentes a las de tus contrapartes masculinas blancas, por ejemplo, siendo una mujer negra, tu trayectoria de vida implica lidiar con más adversidad”, afirma este experto.

Los individuos con una alta carga alostática (una medida de los efectos de la acumulación de estrés) tenían 2,4 veces más probabilidades de morir de cáncer

En investigaciones previas este equipo de científicos había observado que al evaluar las tendencias en la carga alostática durante 30 años entre 50.671 personas, aquellas de 40 años o más tenían un riesgo mayor del 100% de tener una carga alostática elevada en comparación con los adultos menores de 30 años.

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Aun teniendo en cuenta la edad, los investigadores encontraron que las personas con una alta carga alostática siguen teniendo un riesgo 28% mayor de morir de cáncer. “Eso significa que, si tuviera dos personas de la misma edad, si una de esas personas tuviera una carga alostática alta, tiene un 28% más probabilidades de morir de cáncer”, ha advertido Moore.

Al ajustar por factores sociodemográficos, incluidos el sexo, la raza y la educación, la alta carga alostática provocó un aumento del 21%; y cuando el modelo se ajustó para otros factores de riesgo, como fumar, haber sufrido un ataque cardíaco anteriormente, o haber recibido un diagnóstico de cáncer o de insuficiencia cardíaca congestiva previamente, condujo a un aumento del 14%. Los resultados del estudio se han publicado en ScienceDirect.

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“La conclusión es que los entornos en los que vivimos, trabajamos y jugamos, donde eres recompensado por trabajar más y, a veces, visto como débil por tomarte tiempo para ti mismo, conducen a un alto estrés, que a su vez puede conducir al desarrollo de cáncer y a una mayor morbilidad y mortalidad”.

Actualizado: 5 de mayo de 2023

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