Fumar reduce el volumen del cerebro y lo envejece prematuramente

Demuestran que fumar está vinculado a una disminución en el volumen del tejido cerebral y un envejecimiento prematuro del cerebro, que podría ayudar a explicar el desarrollo de deterioro cognitivo o demencias como el alzhéimer.
Persona fumando con la cabeza envuelta en humo

18/12/2023

Nuestro cerebro va perdiendo volumen de manera natural a medida que envejecemos, pero los hábitos nocivos pueden acelerar el proceso y, de hecho, una nueva investigación ha encontrado que fumar encoge el cerebro y que, aunque abandonar el tabaco evita que se produzca una mayor pérdida de tejido cerebral, dejar de fumar no revierte el daño y este órgano no recupera su tamaño original.

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El estudio ha sido realizado por investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington en St. Louis (EE.UU.) que afirman que fumar provoca que el cerebro envejezca prematuramente. Los hallazgos también ayudan a explicar por qué los fumadores tienen un elevado riesgo de desarrollar deterioro cognitivo asociado a la edad y enfermedad de Alzheimer.

“Hasta hace poco, los científicos habían pasado por alto los efectos del tabaquismo en el cerebro, en parte porque nos centrábamos en todos los terribles efectos del tabaquismo en los pulmones y el corazón”, ha afirmado la Dra. Laura J. Bierut, profesora de psiquiatría de antiguos alumnos y autora principal. “Pero a medida que empezamos a observar el cerebro más de cerca, se hizo evidente que fumar también es muy malo para el cerebro”.

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Aunque se sabía que existía una relación entre fumar y un menor volumen cerebral, se desconocía cuál era la causa desencadenante. Además, hay otro importante factor que tener en cuenta: la genética, ya que tanto el tamaño del cerebro como el hábito tabáquico son hereditarios y alrededor de la mitad del riesgo de que una persona fume se puede atribuir a sus genes.

Cuantos más cigarrillos se fumaban, menor era el volumen cerebral

Bierut y el primer autor Yoonhoo Chang, un estudiante de posgrado, decidieron investigar la relación entre genes, cerebros y comportamiento, y para ello utilizaron datos procedentes del UK Biobank, una base de datos biomédica que contiene información genética, de salud y de comportamiento de medio millón de personas, la mayoría de ascendencia europea. En total, analizaron datos no identificados sobre el volumen cerebral –obtenidos mediante imágenes cerebrales–, el historial de tabaquismo y el riesgo genético de fumar de 32.094 personas.

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Se demostró que cada par de factores estaban relacionados: antecedentes de tabaquismo y volumen cerebral; riesgo genético de fumar y antecedentes de tabaquismo; y riesgo genético de fumar y volumen cerebral. Además, la asociación entre fumar y el volumen cerebral dependía de la dosis: cuantos más paquetes de tabaco fumaba una persona al día, menor era su volumen cerebral.

Cuando los autores consideraron los tres factores juntos, la asociación entre el riesgo genético de fumar y el volumen cerebral desapareció, mientras que el vínculo entre cada uno de ellos y las conductas de fumar permaneció. Empleando un enfoque estadístico conocido como análisis de mediación, los investigadores determinaron la secuencia de eventos: la predisposición genética conduce a fumar, lo que conduce a una disminución del volumen cerebral.

“Suena mal y es malo. Una reducción en el volumen cerebral es consistente con un mayor envejecimiento”

“Suena mal y es malo”, ha declarado Bierut. “Una reducción en el volumen cerebral es consistente con un mayor envejecimiento. Esto es importante a medida que nuestra población envejece, porque tanto el envejecimiento como el tabaquismo son factores de riesgo de demencia”.

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Los hallazgos se han publicado en Biological Psychiatry: Global Open Science y también revelan que la contracción del tejido cerebral parece irreversible, porque al analizar datos de personas que habían dejado de fumar años antes, los investigadores descubrieron que sus cerebros se mantenían permanentemente más pequeños que los de las personas que nunca habían fumado.

“No se puede deshacer el daño que ya se ha causado, pero se puede evitar causar más daños”. “El tabaquismo es un factor de riesgo modificable. Hay una cosa que puedes cambiar para dejar de envejecer tu cerebro y de aumentar tu riesgo de demencia, y es dejar de fumar”, concluye Chang.

Actualizado: 18 de diciembre de 2023

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