Identifican causas de la conducta autodestructiva y las adicciones
19/04/2023
El ser humano es el único animal capaz de tropezar dos veces con la misma piedra, pero, aunque no aprender de nuestras experiencias –y menos aún de las ajenas– forme parte de nuestra naturaleza, algunas personas insisten en mantener conductas autodestructivas que tienen graves consecuencias para su bienestar, y parecen incapaces de salir de ese bucle. Ahora, una nueva investigación ha descubierto que esto no se debe a una falta de voluntad para cambiar, sino a un problema de aprendizaje que hace que encuentren explicaciones lógicas, pero erróneas, a los motivos por los que han sufrido.
El estudio ha sido realizado por psicólogos de la Universidad de Nueva Gales del Sur (UNSW Sydney) y la Western Sydney University, en Australia, y sus resultados pueden contribuir a que se adapten las terapias destinadas a las personas con comportamientos autodestructivos que conducen a la adicción y a las negativas consecuencias que tienen sus acciones. Sus hallazgos se han publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS).
Los psicólogos crearon un experimento en el que los participantes –jóvenes adultos voluntarios– jugaron a un videojuego cuyo tema era el comercio espacial intergaláctico. Tenían que hacer clic en dos planetas para acumular puntos y conseguir ganar un premio en metálico. Ellos no sabían que hacer clic en cualquiera de los planetas proporcionaba una cantidad de recompensa similar, pero también podría hacer que apareciesen diferentes naves espaciales: al hacer clic en uno de los planetas se activaría un barco pirata que robaría gran parte de sus ganancias, mientras que los barcos que activaba el otro planeta serían inofensivos.
“No es un tema de motivación, impulsividad o falta de control. El problema parece ser la capacidad de formar cognitivamente un modelo de cómo tus acciones conducen a ciertos resultados que deseas y no deseas”
Los individuos con mejores resultados, que fueron consideraron los 'sensibles' por los investigadores, fueron los que establecieron el vínculo entre elegir el planeta 'malo' y el barco pirata y dejaron de hacer clic en este planeta. Sin embargo, al cabo de varias sesiones de juego una significativa cantidad de participantes todavía no había establecido un vínculo entre elegir el planeta malo y la aparición del barco pirata.
Cuando a mitad del juego se les explicaron las consecuencias de elegir el planeta malo, la mayoría de ellos ajustaron su comportamiento para no perder sus ganancias. Lo que sorprendió a los investigadores es que algunos de ellos siguieron haciendo clic en el planeta asociado al barco pirata a pesar de haber sido advertidos de lo que ocurriría si lo hacían. “Ya sabemos por estudios anteriores que usan el mismo videojuego que muchas personas, a las que llamamos 'inconscientes', no se dan cuenta de cómo sus acciones conducen a resultados negativos”, ha señalado el Dr. Philip Jean-Richard-dit- Bressel, autor principal del estudio.
“Pero en nuestro experimento reciente en el que revelamos a los 'inconscientes' cómo sus elecciones conducen a resultados negativos, la mayoría cambió rápidamente su comportamiento y comenzó a actuar de manera beneficiosa para ellos. Pero todavía había un subconjunto de individuos que continuaban con su anterior patrón de comportamiento perjudicial, a los que llamamos 'compulsivos'”.
Individuos compulsivos que no aprenden de sus errores
La vida real es mucho más compleja y el comportamiento compulsivo es diferente, pero, aunque el experimento no explique con exactitud por qué los individuos compulsivos mantuvieron un comportamiento autodestructivo después de saber cuál era su error, el profesor Gavan McNally, neurocientífico del comportamiento en la Facultad de Psicología de la UNSW señala que el estudio revela nuevas pistas sobre lo que está sucediendo a nivel cognitivo.
El profesor McNally explica que los comportamientos autodestructivos que son difíciles de cambiar se suelen atribuir a dos razones. Una es que el individuo valora su objetivo principal, como en el caso de la adicción a las drogas, el alcohol o el juego (ludopatía). La otra, que sus compulsiones se encuentran fuera de su control o conciencia.
“Lo que mostramos es que hay un camino cognitivo que no surge de las diferencias de valor o conciencia, sino de no comprender o apreciar correctamente que sus propias acciones los están llevando al daño. Nuestros 'compulsivos', de hecho, están aprendiendo, solo que aprenden mal”.
Los investigadores han explicado que una parte del problema es que las consecuencias adversas de los actos, o el castigo, son infrecuentes o se producen a largo plazo, lo que hace que el individuo continúe con el comportamiento de riesgo. Esto no se limita únicamente a las personas con algún tipo de adicción, sino que todos nosotros podemos tener conductas imprudentes o compulsivas en un momento dado.
Un ejemplo es sobrepasar los límites de velocidad cuando conducimos porque eludimos las sanciones, una conducta que corregiríamos si nos multaran cada vez que lo hiciéramos. Al igual que evitaríamos el alcohol si cada vez que bebemos sufrimos un problema digestivo o si tuviéramos la absoluta seguridad de que íbamos a desarrollar una enfermedad grave a corto plazo. “Cuando las consecuencias negativas de ciertos comportamientos son poco frecuentes, una gran parte de las personas no cambiarán su comportamiento, incluso cuando les muestres el vínculo”, afirma el profesor McNally.
El vínculo entre nuestro comportamiento y sus resultados
El Dr. Jean-Richard-dit-Bressel asegura que “No es un tema de motivación, no es un tema de impulsividad, o de no tener control sobre el propio comportamiento. El problema realmente parece ser la capacidad de formar cognitivamente un modelo preciso de cómo tus acciones conducen a ciertos resultados que deseas y no deseas”.
Los autores del trabajo tienen intención de seguir investigando para averiguar por qué ciertas personas tienen más dificultades para aprender de sus errores y poder adaptar así las terapias a cada individuo. “Este año veremos si esta investigación se puede utilizar en entornos de tratamiento para problemas de alcohol para ver en qué medida estas diferencias en la toma de decisiones capturan las diferencias individuales en las respuestas al tratamiento”, dice el profesor McNally.
El Dr. Jean-Richard-dit-Bressel espera que esta investigación ayude a avanzar en la comprensión de lo que lleva a una persona a lo que él define como un punto de inflexión: reconocer que necesita cambiar su comportamiento. “Cuando alguien está lidiando con, digamos, un trastorno por uso de sustancias, el punto de inflexión puede ser cuando comienza a reconocer el lado perjudicial de su comportamiento y comienza a estar más abierto a hacer cambios beneficiosos, como buscar tratamiento”.
“Creemos que el componente cognitivo de ser consciente del vínculo entre los comportamientos y los resultados a menudo se pasa por alto. Entonces, si podemos encontrar la mejor manera de informarles sobre esa relación, en realidad pueden tomar mejores decisiones por sí mismos”, concluye.
Actualizado: 21 de abril de 2023