La pandemia dispara las tasas de ansiedad y depresión en Latinoamérica

Los múltiples cambios laborales, sociales y en el día a día y la preocupación derivada de la pandemia de COVID-19 ha hecho que aumenten las tasas registradas de ansiedad, depresión y estrés postraumático en toda Latinoamérica, según un estudio reciente llevado a cabo por la Organización Panamericana de la Salud (OPS). Además, también destacan que se ha disparado el número de casos de violencia contra las mujeres y los niños.

Los resultados del estudio, que se ha dado a conocer en la revista The Lancet Regional Health-Americas, han revelado que más de 4 de cada 10 brasileños han tenido ansiedad y que 6 de cada 10 han sentido que estaban pasando por una depresión como resultado de la pan. En el caso de los datos de Perú, los síntomas de la depresión se multiplicaron por cinco.

Otro de los países que ha llamado la atención es México, donde casi un tercio de la población refiere síntomas de estrés postraumático clínicamente significativo. Estados Unidos por su parte ha reflejado que las tasas de ansiedad y depresión a finales del 2020 llegaron a un 37% y un 30%, respectivamente, mientras que en 2019 esas cifras estaban en 8,1% y 6,5%.

En México, casi un tercio de su población refiere síntomas de estrés postraumático clínicamente significativo, mientras que el 40% de los brasileños han manifestado ansiedad

El Dr. Anselm Hennis, director de Enfermedades No Transmisibles y Salud Mental de la OPS ha explicado que “el mensaje es claro: hemos estado operando en modo de crisis desde el inicio de la pandemia. Además de manejar el miedo a enfermar y el trauma de perder a los seres queridos a causa del nuevo coronavirus, la gente de las Américas ha sufrido desempleo, pobreza e inseguridad alimentaria, y el impacto adverso en la salud mental ha sido generalizado”.

Las cifras de violencia a la mujer e infantil triplica la media mundial

En el documento también se recalca el grave aumento de los casos denunciados de violencia doméstica, centrada principalmente en el maltrato infantil y la violencia de pareja contra las mujeres. Este hecho hace que se agraven los altos índices de violencia en la región, que tal como indican los datos, llegan a triplicar la media mundial antes de que llegase la pandemia de COVID-19.

Otra de las causas de este gran aumento de casos de trastornos mentales en Latinoamérica se debe a que aquellos que han pasado el COVID-19 tienen más riesgo de que empeore su salud mental. Amy Tausch, autora principal del estudio de la OPS, ha revelado que según los datos que manejan un tercio de los pacientes que pasaron el coronavirus se les ha diagnosticado con algún trastorno neurológico o mental.

Concretamente observaron que las personas sin antecedentes psiquiátricos y con un diagnóstico de COVID-19 tenían una mayor incidencia de un primer diagnóstico de trastorno mental en los siguientes 14 a 90 días. Al revés también se encontró asociación, pues las personas que habían sido recientemente diagnosticadas de problemas mentales mostraban un riesgo mayor de infectarse con el SARS-CoV-2 y más probabilidades de sufrir resultados adversos de la enfermedad.

“La falta de acceso a los servicios de consejería, la menor disponibilidad de atención en persona y el cierre de escuelas han limitado las formas en que las personas pueden recibir apoyo en materia de salud mental, dejando a muchos aislados, vulnerables y en mayor riesgo”, añadió el Dr. Renato Oliveira, jefe de la Unidad de Salud Mental y Consumo de Sustancias de la OPS. En base a todo esto, desde la OPS instan a que se tomen medidas para reforzar los sistemas y servicios de ayuda a las personas de Latinoamérica de cara a su bienestar mental.