La hipoterapia es una técnica terapéutica utilizada en el tratamiento de pacientes con enfermedades neurodegenerativas y traumatológicas que aprovecha el movimiento tridimensional del caballo, sus impulsos rítmicos y el calor generado por el cuerpo del animal para estimular músculos.

Pues bien, el Instituto de Neurorehabilitación InPaula, Empresa de Base Tecnológica (EBT) de la Universidad de Almería (UAL), está realizando un proyecto de investigación pionero en España que consiste en extrapolar los beneficios de la hipoterapia a la sala de rehabilitación a través de un simulador equino, con el efecto del calor del animal incluido, integrado en las dinámicas desarrolladas con niños.

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De esta manera, al no ser un animal real, sino una especie de caballo mecánico que imita el trote del animal, se tiene la ventaja de que el movimiento se adapta a las necesidades de cada paciente. El uso de este sistema novedoso está indicado para niños con parálisis cerebral, traumatismo craneoencefálico, espina bífida, deformidades del raquis, escoliosis o actitudes escolióticas, tortícolis, distrofias musculares, autismo o síndrome de Down, entre otras patologías.

Múltiples beneficios de la hipoterapia

“La hipoterapia produce beneficios en el plano físico, psicológico y social, repercutiendo en el aparato locomotor, sobre todo en la cadera, pelvis, raquis (columna vertebral), cintura escapular (formada por la clavícula y el omóplato) y caja torácica, activando cadenas cinéticas y modificando la dinámica respiratoria”, explica uno de los creadores de este proyecto. Sin embargo, añade que cada patología requiere unas condiciones estrictas que no siempre es posible desarrollar con el animal. De ahí que esta entidad haya decidido utilizar este simulador “que se personaliza a cada niño”, según explica la directora de InPaula e investigadora del Departamento de Neurociencia y Ciencias de la Salud de la Universidad almeriense, Pilar Flores Cubos.

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“El simulador ayuda a reconocer distintas partes del cuerpo consiguiendo corregir la propia postura, desarrollando la lateralidad y contribuyendo a reconstruir un patrón normal de marcha. Esta mejora en la postura física y tonalidad muscular influye sobre la seguridad que el niño tiene sobre sí mismo, mejorando su autoestima y, posiblemente, la tonalidad afectiva con que se enfrenta al mundo”, matiza Flores.

Uno de los mayores beneficios de la terapia con caballos reales es el calor directo que este proporciona al niño y los beneficios que ello conlleva. Para que esta ventaja se mantenga en el simulador “se ha utilizado una manta eléctrica que alcanza los 38 grados, los mismos que genera el cuerpo del animal y que incide positivamente en la relajación muscular”, indica Flores.

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Este simulador se está probando con niños de entre tres y doce años. Según la responsable de InPaula, los primeros datos de la investigación corroboran el efecto positivo sobre el control postural, aunque no será hasta dentro de seis meses cuando puedan validar resultados definitivos.

Actualizado: 25 de octubre de 2022

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