Diseñan una cápsula que permite administrar la insulina por vía oral
13/02/2019
La inyección de insulina que los pacientes deben administrarse una o más veces al día para tratar su diabetes podría sustituirse en breve por una pequeña cápsula del tamaño de un arándano, diseñada en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT en sus siglas en inglés), en Cambridge (Estados Unidos).
Muchos enfermos de diabetes tipo 1 deben inyectarse insulina para controlar sus niveles de glucosa en sangre. Actualmente, esta sustancia no se puede tomar en forma de pastilla porque se degrada en el aparato digestivo. El nuevo hallazgo del MIT, que se ha publicado en la revista Science, consiste en una píldora que permite administrar la insulina por vía oral de forma indolora. Hasta ahora se ha probado en cerdos, con resultados similares a los de las inyecciones subcutáneas de insulina.
Una cápsula inspirada en el caparazón de una tortuga
Para diseñar la cápsula –que dispone de una aguja fina de insulina liofilizada compactada, un muelle y un disco de azúcar– los investigadores se han inspirado en el caparazón de la tortuga leopardo, que tiene forma de cúpula ojival, lo que le permite darse la vuelta aunque caiga patas arriba. De esta forma, la cápsula se reorienta a pesar de los vaivenes del estómago.
El especial diseño de la cápsula hace que siempre caiga sobre la pared estomacal para que se pueda inyectar en ella la insulina que contiene
Cuando la píldora llega a través del esófago hasta el estómago su diseño hace que caiga sobre la pared estomacal, en lugar de hacia el interior. Entonces, el azúcar se disuelve y el muelle dispara la aguja de insulina, que penetra en la pared del estómago, de forma similar a las inyecciones subcutáneas. La liberación de toda la insulina en el torrente sanguíneo apenas dura una hora, y como en el estómago no hay receptores del dolor, el pinchazo resulta indoloro. Una vez realizado su cometido, la cápsula pasa por todo el sistema digestivo.
En las pruebas realizadas con los animales se administraron hasta 300 microgramos de insulina, y en algunos experimentos llegaron a aumentar la dosis a 5 mg, que es más o menos la dosis que necesita una persona con diabetes tipo 1. No se han observado efectos adversos a corto plazo, pero ahora los científicos deben estudiar si los elementos de su composición –polímeros biodegradables y componentes de acero inoxidable– podrían tener consecuencias para la salud de un paciente humano a largo plazo.
Los investigadores del MIT continúan trabajando con Novo Nordisk, el laboratorio que ha financiado el proyecto, para perfeccionar esta tecnología y creen que este dispositivo podría administrar otros fármacos que también se degradan en el sistema digestivo, como los inmunosupresores para tratar la artritis reumatoide o la enfermedad inflamatoria intestinal. Incluso piensan que su hallazgo podría dar lugar al desarrollo de nuevos medicamentos.
Actualizado: 4 de mayo de 2023