Antecedentes familiares, nuevo factor de riesgo del herpes zóster
28/08/2015
El 95% de las personas que han pasado la varicela tienen latente en su cuerpo el virus de la varicela-zóster (VVZ) y por tanto son susceptibles de padecer esta infección aguda, ya que este virus puede llegar a reactivarse al llegar a la edad adulta por diversos motivos. Hasta ahora se pensaba que los principales factores de riesgo para que esto ocurriera eran la edad –el herpes zóster es más habitual en mayores de 60 años–, o tener el sistema inmune debilitado por el curso de alguna enfermedad infecciosa o crónica, como diabetes, cáncer o EPOC; pero nuevos estudios apuntan a los antecedentes familiares como un nuevo factor de riesgo para desarrollar herpes zóster (HP).
El conocer que se tienen antecedentes de herpes zóster en la familia podría facilitar la prevención de esta enfermedad gracias a la administración de la vacuna.
Algunos medicamentos, como los que se utilizan para el tratamiento de patologías reumáticas, así como el hecho de sufrir un elevado estrés también podrían identificarse como posibles factores de riesgo del HP, a los que ahora estas investigaciones suman el haber tenido algún familiar que haya pasado la enfermedad.
El herpes zóster es una enfermedad que podría llegar a padecer alguna vez en su vida una de cada 4-5 personas, sobre todo adultos (el 74% de los episodios se identifican en individuos de más 25 años). Se caracteriza principalmente por el desarrollo de erupciones cutáneas en forma de dolorosas vesículas que acaban formando ampollas. Los síntomas del herpes zóster pueden persistir hasta un mes hasta desaparecer por sí solos, sin embargo, en algunos pacientes puede aparecer neuralgia posherpética (NPH), una complicación que causa un dolor persistente, y en algunos casos incluso permanente en el nervio afectado y que puede llegar a ser incapacitante.
Para tratar de evitarlo existe una vacuna –que en España se comercializa desde el 2014–, que está indicada en aquellas personas con más riesgo de desarrollo de HZ y NPH, esto es, mayores de 50 años, pacientes diabéticos, con enfermedades reumáticas, hiperparatiroidismo, o depresión mental, entre otras afecciones. Los expertos apuntan ahora que conocer si el paciente tiene antecedentes familiares de herpes zóster ayudaría a administrar la vacuna de forma preventiva, disminuyendo así su incidencia y los gastos sanitarios que se derivan de su tratamiento.
Actualizado: 25 de abril de 2017