Descubren cómo crear trampas para el mosquito de la leishmaniasis
15/03/2024
La leishmaniasis es una enfermedad causada por parásitos del género Leishmania, que se transmite a los humanos a través de la picadura de mosquitos infectados del género Phlebotomus en Europa, África y Asia y Lutzomyia en América. Esta enfermedad puede afectar la piel, las membranas mucosas y los órganos internos y no se transmite directamente de una persona a otra, sino que la transmisión se produce cuando un mosquito hembra infectado por el parásito Leihmania pica a una persona para alimentarse de su sangre.
Reducir la población de vectores es una de las formas más eficaces de prevenir la leishmaniasis. Ahora, un grupo de científicos de la Escuela de Química de la Universidad de Nottingham ha identificado la enzima específica que emplea una especie de mosquito de arena para generar feromonas atractivas, un hallazgo que podría facilitar la creación de trampas específicas para controlar a los insectos que transmiten esta enfermedad y reducir su propagación.
Los investigadores examinaron el genoma de Lutzomyia longipalpis, un mosquito de arena originario de Brasil y Sudamérica, conocido por ser un vector de la leishmaniasis. La investigación permitió identificar la enzima denominada Terpene Synthase, que se encarga de producir el feromón terpénico sobraleno, que el insecto emplea para atraer a otros con fines reproductivos. Este descubrimiento podría impulsar el desarrollo de trampas comerciales dirigidas específicamente a este tipo de mosquito de arena. Los resultados del estudio se han publicado en PNAS.
Controlar las poblaciones de insectos para frenar la leishmaniasis
Se sabe que más de 90 especies de flebótomos o mosquitos de arena transmiten los parásitos de Leishmania, que infectan a los humanos a través de picaduras. Sin embargo, Lutzomyia longipalpis es el principal transmisor de la enfermedad en Sudamérica. Los síntomas son diferentes en función del tipo de leishmaniosis, y los más comunes incluyen úlceras y lesiones cutáneas que pueden dejar cicatrices permanentes.
En casos graves, la enfermedad puede provocar fiebre, pérdida de peso, agrandamiento del bazo y del hígado, y anemia. La forma más grave de la enfermedad, conocida como leishmaniasis visceral, es invariablemente mortal en un plazo de dos años si no se trata. La mayoría de los casos de leishmaniasis visceral se registran en Brasil, aunque la enfermedad está presente en amplias zonas de los trópicos y subtropicos.
Los terpenos son compuestos ampliamente utilizados en la naturaleza para la comunicación química, pero solo recientemente se ha comenzado a comprender cómo estos productos naturales de estructura diversa son producidos por los insectos. Los machos de Lutzomyia longipalpis utilizan feromonas terpénicas para atraer a hembras y otros machos a los sitios de apareamiento.
“El enfoque de las feromonas es muy específico para este insecto. Si podemos ampliar el hallazgo para uso comercial sería una forma de controlar las poblaciones de estos insectos y reducir la propagación de la leishmaniasis”
Las Terpene synthases desempeñan un papel crucial en la biosíntesis de muchos compuestos que plantas y microorganismos utilizan para defensa y comunicación. Este estudio identifica la primera terpene synthase (TPS) de insecto en Lutzomyia, abriendo la puerta a la producción sostenible de este compuesto mediante biocatálisis.
“La búsqueda de esta enzima ha sido extremadamente desafiante y se ha prolongado durante más de dos años. El genoma de Lutzomyia contiene un número inusualmente alto de genes candidatos para Terpene synthase, pero gracias a la perseverancia del Dr. Charlie Ducker, un investigador destacado del equipo pudimos encontrar el que produce la feromona. La gran ventaja del enfoque de las feromonas es que es muy específico para este insecto, por lo que la siguiente etapa del proyecto será diseñar microorganismos para producir la enzima de una manera que produzca la feromona. Si podemos encontrar una manera de ampliar esto para uso comercial, sería una forma de controlar las poblaciones de estos insectos y, con suerte, reducir la propagación de la leishmaniasis” concluye el profesor Neil Oldham, de la Escuela de Química.
Actualizado: 15 de marzo de 2024