Coronavirus habría mutado genéticamente a dos variantes: S-cov y L-cov
06/03/2020
La epidemia de SARS-CoV-2 comenzó a fines de diciembre de 2019 en Wuhan (China), y desde entonces ha afectado a una gran parte del gigante asiático y ha generado una gran preocupación mundial. Los científicos trabajan a toda prisa por intentar desnudar los misterios que esconde este nuevo coronavirus con el fin de poner freno a su propagación o, al menos, tener cuanto antes las armas suficientes para contener sus efectos.
En esta línea se engloba un estudio de investigadores de la Universidad de Pekín, publicado en de la National Science Review de la Academia China de las Ciencias (CAS) sobre el grado de divergencia molecular entre SARS-CoV-2 y otros coronavirus relacionados que, para detectar si el SARS-CoV-2 había mutado, realizaron análisis genéticos de la población de 103 genomas del virus disponibles públicamente, y descubrieron así que probablemente el nuevo coronavirus haya mutado en dos subtipos principales, designados como L y S, cuya infectividad –su capacidad para invadir un organismo y provocar en él una infección– parece ser diferente.
En opinión de Víctor J. Cid, catedrático del departamento de Microbiología y Parasitología de la Facultad de Farmacia de la Universidad Complutense de Madrid, “se trata de un estudio bastante sólido en cuanto a genética comparativa que traza la evolución del virus durante el primer mes del brote y establece dos linajes. Esto es lo esperable en función de lo que conocemos respecto a la evolución de estos virus”.
La variante del coronavirus de tipo L parece ser más frecuente y agresiva
Aunque el tipo L parece ser más frecuente (en torno al 70% de casos) que el tipo S (en torno al 30% de los casos estudiados), encontraron que el tipo S es la versión ancestral, es decir, el análisis sugiere que el subtipo S, posiblemente, es la versión inicial de SARS-CoV-2. El tipo L fue más común en las primeras etapas del brote en Wuhan, sin embargo, parece que la propagación del tipo L disminuyó a principios de enero de 2020.
El tipo L, más agresivo, fue más frecuente en las primeras etapas del brote en Wuhan, sin embargo, parece que su propagación disminuyó a principios de enero
Este freno al tipo L, piensa este grupo de científicos, se debería a la intervención humana, en concreto a las medidas de contención más severas impuestas por el gobierno chino, que podrían haber ejercido una “presión selectiva más severa sobre el tipo L, que podría ser más agresivo y diseminarse más rápido”. Del mismo modo se explicaría cómo el tipo S, que es evolutivamente más antiguo y menos agresivo, podría haber aumentado en frecuencia relativa debido a una “presión selectiva relativamente más débil”, concluyen los autores.
En este sentido, Cid reflexiona que “la relación con la epidemiología y la virulencia que se sugiere requerirá estudios más finos, sobre todo de los virus que se están aislando en sitios distintos a China”.
Según los autores, la comprensión de los diferentes subtipos de SARS-CoV-2 puede ayudar a promover un tratamiento diferenciado y más eficiente de la enfermedad COVID-19. El estudio también proporciona nuevas ideas para rastrear el huésped natural intermedio del SARS-CoV-2. No obstante, los autores reconocen que los datos examinados en este estudio aún son muy limitados, y se necesitan análisis de seguimiento de un conjunto de datos más amplio para comprender mejor la evolución y la epidemiología del SARS-CoV-2.
Actualizado: 4 de mayo de 2023