Científicas españolas identifican una proteína clave para quemar grasa

Un estudio español revela un mecanismo que convierte la grasa parda en calor y protege contra la obesidad y sus complicaciones, un hallazgo que podría ser clave para desarrollar terapias contra enfermedades metabólicas y relacionadas con el cáncer.
Células de grasa parda

13/01/2025

La obesidad se ha duplicado en los adultos de todo el mundo desde 1990 y, lo que es más preocupante, se ha cuadruplicado en el caso de los adolescentes, según alerta la Organización Mundial de la Salud (OMS), cuyos datos revelan que en 2022 890 millones de adultos padecían obesidad. Este grave problema de salud pública, además, está directamente relacionado con el desarrollo de enfermedades cardiometabólicas y con un mayor riesgo de cáncer.

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Estos datos dan una idea de la importancia de prevenir el sobrepeso. Ahora, una nueva investigación liderada por Guadalupe Sabio, líder del Grupo de Interacción entre Enfermedades Metabólicas del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) y Cintia Folgueira, del CNIO y el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC), ha identificado un nuevo mecanismo que utiliza el organismo para transformar la grasa marrón en calor y que contribuye a proteger contra la obesidad y sus complicaciones metabólicas.

Este proceso está regulado por una proteína denominada MCJ y se lleva a cabo en las mitocondrias, los orgánulos celulares responsables de la generación de energía. Los resultados de las investigaciones realizadas muestran que cuando se elimina la proteína MCJ en ratones con obesidad, estos logran aumentar la producción de calor y reducen su peso corporal y que, al trasplantar grasa sin esta proteína a ratones obesos, se produjo una significativa pérdida de peso.

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Grasa parda: clave para prevenir obesidad y enfermedades metabólicas

La obesidad aparece por una excesiva ingesta de calorías o por un gasto energético insuficiente. El tejido adiposo, además de almacenar energía, desempeña un papel clave en la regulación energética del organismo. “El tejido adiposo es un órgano complejo que actúa de regulador del metabolismo de todo el cuerpo, y por tanto es probable que modular su función sea una vía para combatir la obesidad”, han explicado las investigadoras en un artículo publicado en Nature Communications.

Existen dos tipos principales de grasa: la blanca, que almacena energía, y la parda, encargada de generar calor a través de un proceso conocido como termogénesis. Este mecanismo se activa en respuesta al frío u otros estímulos y ayuda a mantener la temperatura corporal. Estudios recientes han demostrado que estimular la grasa parda puede ofrecer protección frente a la obesidad y las enfermedades metabólicas asociadas.

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“Desde hace tiempo –explica Sabio– se piensa que se podría prevenir la obesidad consiguiendo que esta grasa gaste más energía al generar calor. Así que lo primero es entender su funcionamiento”. Y añade: “Descubrir nuevos mecanismos de producción de calor en la grasa parda es una de las dianas más interesantes en el estudio de la obesidad”.

La grasa parda utiliza diversos mecanismos para generar calor y el nuevo estudio ha logrado identificar uno de ellos, controlado por la proteína mitocondrial MCJ. La eliminación de MCJ en ratones obesos permitió que estos generaran más calor y bajaran de peso. Además, un simple trasplante de grasa parda sin esta proteína logró reducir el peso corporal en animales experimentales.

Los resultados también revelaron que los ratones sin MCJ en su grasa parda estaban protegidos contra las complicaciones de salud asociadas a la obesidad, como la diabetes y el aumento de lípidos en sangre. Este hallazgo sugiere que la proteína MCJ podría convertirse en un objetivo terapéutico para tratar enfermedades relacionadas con la obesidad.

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“Esta protección se debe a la activación de una vía de señalización que permite al cuerpo adaptarse al estrés metabólico causado por la obesidad”, detalla Beatriz Cicuéndez, autora principal del estudio. Este mecanismo incluye un mayor consumo de grasas, azúcares y proteínas –conocido como catabolismo– para generar calor en la grasa parda, algo que también ocurre en personas con grasa parda muy activa.

Un avance para desarrollar una terapia contra la obesidad

El próximo paso de esta investigación es desarrollar una terapia que permita bloquear la proteína MCJ en pacientes con obesidad. Sin embargo, antes de proseguir por esta vía, es necesario determinar si esta proteína cumple funciones esenciales en otros tejidos del cuerpo. Además, los investigadores están evaluando si los cambios en la grasa parda podrían influir en el crecimiento de tumores o en la caquexia, un síndrome que provoca pérdida de músculo y grasa en algunos pacientes con cáncer.

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Gema Medina Gómez, catedrática de Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad Rey Juan Carlos y coordinadora del grupo de investigación LIPOBETA, que no ha participado en esta investigación, aunque sí ha colaborado en algunos proyectos con una de las autoras del estudio, ha señalado en declaraciones a SMC España que “la investigación sobre la función del tejido adiposo marrón, también conocido como grasa parda, como posible objetivo para la prevención y tratamiento de la obesidad, está abriendo nuevas líneas de investigación en enfermedades cardiovasculares”.

“En la actualidad, se sabe que activar la grasa parda podría prevenir el aumento de peso e incluso reducir el peso en personas con obesidad. Sin embargo, hasta el momento, todos los intentos de hacerlo con fármacos no han tenido mucho éxito. Aunque se ha demostrado que pueden activar la grasa parda, generan numerosos efectos secundarios indeseables, especialmente a nivel cardíaco. Por eso, es importante conocer los mecanismos moleculares que llevan a la activación de la grasa parda. Este artículo, además, aporta novedades al proponer un mecanismo que podría ser independiente de la activación de la proteína desacoplante UCP1, una proteína clásica involucrada en la activación del tejido adiposo marrón”.   

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Respecto a las posibles limitaciones de la investigación, esta experta señala: “Los estudios de termogénesis y tejido adiposo marrón en animales limitan la investigación a lo que realmente puede producirse en humanos. Sin embargo, estos estudios permiten el conocimiento de nuevas vías metabólicas que aún están por descubrir en humanos. Estas nuevas vías y posibles dianas pueden ser el punto de partida para el desarrollo de nuevos fármacos, como ha ocurrido con los agonistas de receptores de GLP-1 que han surgido en los últimos años para combatir la diabetes y obesidad. Y no solo en la enfermedad de la obesidad, sino también en enfermedades cardiovasculares asociadas a un aumento de tejido adiposo, como puede ocurrir en complicaciones metabólicas asociadas a la edad”.

Fuente: Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO)

Actualizado: 13 de enero de 2025

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