Logran reducir la grasa en ratones obesos con una proteína natural
31/10/2018
Una investigación realizada por científicos de la Universidad de Georgetown, en Estados Unidos, ha demostrado que la proteína natural FGFBP3 –conocida como BP3– podría convertirse en una nueva arma en la lucha contra la obesidad, una epidemia que ya afecta a más de 650 millones de personas en el mundo, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Los investigadores han llegado a esta conclusión mientras analizaban esta proteína para tratar el cáncer.
El estudio que contiene toda la información, publicado en la revista Scientific Reports, se realizó en una muestra de ratones obesos, en los que se observó que habían perdido más de un tercio de su grasa corporal tras tomar ocho dosis de BP3 durante 18 días, a pesar de su predisposición genética a comer de manera reiterada durante todo el día, explica Anton Wellstein, principal autor de la investigación.
La proteína BP3 se une al factor de crecimiento de fibroblastos (FGF), lo que acelera el metabolismo y reduce la grasa corporal y el azúcar en sangre
También se redujeron algunos problemas asociados al síndrome metabólico en los ratones, como la hiperglucemia –niveles elevados de azúcar en sangre que constituyen un factor de riesgo para desarrollar diabetes tipo 2–, y se eliminó la grasa de sus hígados, que antes del tratamiento con BP3 eran grasos. Además, no se produjeron efectos secundarios, pues no se trata de un fármaco artificial, sino de una proteína natural y, gracias precisamente a su procedencia, se podría comenzar a probar la BP3 humana recombinante después de los estudios preclínicos.
Una unión que acelera el metabolismo
La BP3 forma parte de las proteínas de unión al factor de crecimiento de fibroblastos (FGF) que se encuentran en organismos animales y humanos y que intervienen en procesos como la cicatrización de las heridas, el control del crecimiento celular y la respuesta ante las lesiones. La proteína BP3 se une a otros tres FGF, concretamente al FGF19, FGF21 y FGF23, que están relacionados con la regulación del metabolismo, mejorando su efectividad.
La FGF19 y la FGF21 ayudan a regular el almacenamiento y uso de los carbohidratos y lípidos, mientras que la FGF controla el metabolismo del fosfato. El Dr. Wellstein aclara que al tener más BP3, los efectos de FG19 y FG21 aumentan, y esto acelera el metabolismo, haciendo que el organismo utilice el azúcar presente en el torrente sanguíneo y la grasa que se procesa en el hígado, evitando que se almacenen.
A pesar de que los resultados parecen alentadores, los autores de la investigación han querido hacer hincapié en que se deben realizar nuevos estudios para determinar si esto ocurre también de esta manera en los seres humanos y si podría contribuir al desarrollo de una nueva terapia para tratar el síndrome metabólico.
Actualizado: 4 de mayo de 2023