Vinculan la fatiga crónica a alteraciones en el microbioma intestinal
10/02/2023
La encefalomielitis miálgica (EM) o síndrome de fatiga crónica (SFC) es una enfermedad que provoca un cansancio intenso que no está relacionado con la actividad del paciente, ni mejora cuando descansa, y que actualmente no tiene cura. Su origen no está claro, pero se ha relacionado con algunos factores de riesgo como infecciones víricas (como ocurre con el COVID persistente, la mayoría de los casos se atribuyen a la exposición a virus y otros patógenos) y trastornos hormonales o inmunológicos, entre otros.
Por tanto, las personas que lo sufren no solo enfrentan obstáculos inmediatos a nivel de síntomas (fatiga severa, malestar posesfuerzo, dolor, interrupción del sueño y problemas gastrointestinales) si no que obtener un diagnóstico y apoyo médico puede ser un calvario en muchas ocasiones, ya que no hay resultados definitivos de pruebas de laboratorio ni otros biomarcadores que confirmen de forma rotunda el padecer SFC.
Dos nuevos estudios han investigado la relación del síndrome de fatiga crónica con el
microbioma y los metabolitos que producen los microbios, y han encontrado una asociación entre la enfermedad y una menor presencia en el microbioma gastrointestinal de microbios que se encargan de producir el ácido graso butirato, que desempeña un importante papel en la protección de la integridad de la barrera intestinal y en la modulación del sistema inmunitario.
Los resultados mostraron asociaciones significativas entre la gravedad de los síntomas de fatiga crónica y los niveles de ciertas bacterias intestinales productoras de butirato
Los resultados de estos trabajos indican que estos cambios en el microbioma podrían explicar en parte la alteración del sistema inmunitario en los pacientes con síndrome de fatiga crónica. “Es importante señalar que esta investigación muestra correlación, no causalidad, entre estos cambios en el microbioma y EM/SFC –ha declarado Julia Oh, profesora asociada del Laboratorio Jackson y autora principal de uno de los dos artículos, publicado en Cell Host & Microbe–. Pero estos hallazgos son el preludio de muchos otros experimentos mecanicistas que esperamos hacer para comprender mejor la enfermedad y sus causas subyacentes”.
Brent L. Williams, profesor adjunto de la Universidad de Columbia y autor principal del otro artículo, publicado también en Cell Host & Microbe, afirma que han demostrado que “existen firmas bacterianas sólidas de disbiosis intestinal en individuos con EM/SFC” y que sus hallazgos han dado a conocer “las alteraciones estructurales y funcionales del microbioma en una enfermedad crónica que afecta a la calidad de vida de millones de personas”.
Bacterias intestinales que influyen en los síntomas de fatiga crónica
Los síntomas del síndrome de fatiga crónica difieren en los afectados, y estos pueden tener historiales médicos muy diversos, lo que hace más difícil estudiar sus causas y encontrar tratamientos. Por ello, los dos grupos de investigadores han destacado la importancia de llevar a cabo estudios como los suyos en los que han analizado datos de un gran número de pacientes.
Julia Oh y sus colegas compararon muestras del microbioma de 74 personas que habían sido diagnosticas de SFC en los cuatro años anteriores con el de 75 pacientes que llevaban más de 10 años experimentando síntomas de la enfermedad, y con el de 79 individuos sanos, emparejados por edad y sexo. Además, analizaron muestras de plasma de los participantes. Lo que encontraron fueron rasgos microbianos y metabólicos que diferían entre los grupos, incluidos múltiples biomarcadores que eran específicos de las personas con SFC.
Como decíamos, descubrieron que los microbiomas de los pacientes con la enfermedad a corto plazo presentaban cambios respecto a su diversidad, y que el más relevante era una reducción en la cantidad de microbios productores de butirato. Sin embargo, el microbioma intestinal de los afectados por la enfermedad a largo plazo se había restablecido y era más similar al de los controles sanos, pero estos pacientes presentaban cambios en los metabolitos de su plasma sanguíneo, incluidos muchos de los relacionados con el sistema inmunitario.
Biomarcadores para el síndrome de fatiga crónica
Mirando más allá, el equipo del Jackson laboratory descubrió que los microbios de baja abundancia implicados en la producción de triptófano, butirato y ácido propiónico estaban ausentes en gran medida en las personas con SFC. Estas sustancias son importantes para regular las funciones metabólicas y endocrinas, incluida la modulación de las respuestas inflamatorias. Dadas las funciones críticas que desempeña el butirato en las células intestinales como principal fuente de energía y antiinflamatorio, los investigadores se centraron más en la vía del butirato para comprender mejor el papel que podría desempeñar en la SFC.
Descubrieron que el isobutirato plasmático se agota en las personas con síndrome de fatiga crónica, y que los datos del microbioma también predicen una menor abundancia de butirato y cambios en la capacidad del microbioma intestinal para metabolizar o sintetizar ácidos grasos de cadena corta. En general, la vía afecta a docenas de metabolitos plasmáticos, y su alteración puede tener consecuencias tanto metabólicas como inmunológicas. Estas características apuntan a formas de aumentar la precisión de la clasificación y el desarrollo de nuevas estrategias terapéuticas.
Firmas bacterianas de disbiosis intestinal en personas con SFC
Por su parte, en el estudio de Williams se examinaron los microbiomas de 106 personas con EM/SFC y 91 individuos sanos emparejados por edad, sexo, lugar de residencia y nivel socioeconómico, y también se analizaron los metabolitos en las heces, encontrando niveles reducidos de metabolitos de butirato en los pacientes con EM/SFC. Los resultados mostraron asociaciones significativas entre la gravedad de los síntomas de fatiga crónica y los niveles de especies concretas de bacterias intestinales, en particular la bacteria Faecalibacterium prausnitzii, productora de butirato.
Los investigadores han explicado que si bien sus hallazgos no pueden demostrar una relación causal entre las alteraciones del microbioma y los síntomas y es necesario seguir investigando antes de poder aplicar los resultados a nuevos tratamientos, creen que serán muy útiles para desarrollar nuevas técnicas de diagnóstico y ensayos que se centren en “intervenciones dietéticas, probióticas, prebióticas o simbióticas”, y que “podrían aportar pruebas directas de que las bacterias intestinales influyen en la presentación de síntomas crónicos”.
Implicación de estudio de la microbiota intestinal en los pacientes con SFC
En declaraciones a SMC España Jordi Casademont, director del Servicio de Medicina Interna y responsable de la Unidad Funcional de Fibromialgia y Síndrome de Fatiga Crónica en el Hospital Sant Pau de Barcelona, apunta que “los estudios de la microbiota intestinal son muy complejos de analizar, y a efectos prácticos no hay casi nada que se pueda utilizar en la clínica, no se puede ir, de momento, más allá de describir el hallazgo”.
“La microbiota intestinal es, sin duda, un campo muy interesante de estudio, pero de momento podríamos decir que se está en fase de recogida de información y no de sacar demasiadas conclusiones. Hay unas variaciones enormes entre individuos relacionadas con muchísimos parámetros que apenas conocemos y es aventurado intentar sacar conclusiones que sean de utilidad práctica. Los mismos autores de estos dos artículos insisten que los datos no implican causalidad, simplemente relación”.
En declaraciones al mismo medio, Joaquim Fernández Solà, catedrático de Medicina en la Universidad de Barcelona y coordinador de la Unidad de Sensibilización Central en el Hospital Clínic de Barcelona ha explicado: “Estos artículos proporcionan biomarcadores que pueden ser útiles para evaluar la afectación gastrointestinal en los pacientes de SFC/EM. Sin embargo, como los mismos autores ya manifiestan en las limitaciones de los estudios, no se trata de marcadores diagnósticos de enfermedad, sino del proceso de disfunción gastrointestinal. Tampoco suponen de inmediato poder actuar de forma directa sobre la microbiota y mejorar los síntomas de SFC/EM. Estamos aún en los inicios del conocimiento científico de la microbiota y de su papel mediador en múltiples enfermedades, entre ellas el SFC/EM”.
Actualizado: 5 de mayo de 2023