Asocian tabaquismo pasivo y síndrome de fragilidad

Los adultos mayores que conviven con dos o más fumadores tienen más riesgo de desarrollar síndrome de fragilidad a causa de la exposición al humo del tabaco en el hogar, según revela un nuevo estudio.
Asocian tabaquismo pasivo y síndrome de fragilidad

El tabaquismo pasivo aumenta el riesgo de que el anciano padezca síndrome de fragilidad.

Los ancianos con una mayor exposición al humo del tabaco en su hogar tienen más riesgo de padecer síndrome de fragilidad, un trastorno que se caracteriza porque los adultos mayores afectados tienen un elevado riesgo de sufrir caídas, desarrollar discapacidad y dependencia, o tener la necesidad de ingresar en un centro hospitalario o en una residencia para la tercera edad.

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Investigadores de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), el Centro de Investigación Biomédica en Red, Epidemiología y Salud Pública (CIBERESP), y la Escuela de Salud Pública de la Universidad Johns Hopkins en Baltimore (Estados Unidos) realizaron una investigación con el objetivo de comprobar el impacto sobre la salud que podría tener el tabaquismo pasivo en adultos mayores.

Los investigadores comprobaron que el síndrome de fragilidad era más frecuente en el caso de que la persona mayor conviviera con dos o más fumadores

Para llevar a cabo el estudio se seleccionó a 2.059 personas de 60 años o más no fumadoras, que habían participado en la National Health and Nutrition Examination Survey (una encuesta con examen de salud realizada en EE.UU.), y su exposición al humo del tabaco se evaluó midiendo la concentración en suero de cotinina –un biomarcador de exposición a la nicotina–, y se diagnosticó el síndrome de fragilidad en aquellos que presentasen al menos tres de los siguientes problemas: marcha lenta, pérdida de fuerza, cansancio, actividad física reducida y bajo peso.

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Los autores del trabajo comprobaron que el síndrome de fragilidad era más frecuente en el caso de que el individuo conviviera con dos o más fumadores, ya que las personas mayores suelen pasar mucho tiempo en su domicilio, y el hecho de que se fume en el hogar contribuye a una mayor exposición al tabaco. Además, los investigadores tuvieron en cuenta otros factores de riesgo como la edad, el sexo, o la presencia de otras enfermedades asociadas a la fragilidad o al tabaquismo.

Fernando Rodríguez Artalejo, coautor del estudio, ha explicado que los resultados confirman lo esperado, y que al incrementar la exposición pasiva al humo del tabaco aumenta también la frecuencia de la fragilidad. Se trata del primer estudio que confirma la relación entre ser un fumador pasivo y tener más propensión a padecer fragilidad, por lo que son necesarias nuevas investigaciones al respecto, pero los investigadores solicitan que se adopten medidas para proteger a los ancianos contra el humo del tabaco en zonas no reguladas por las leyes antitabaco, como el hogar.

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Actualizado: 17 de octubre de 2017

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