La capacidad de convertir experiencias en recuerdos nos permite aprender del pasado y utilizar lo aprendido como modelo para responder adecuadamente a nuevas situaciones. Por ello, a medida que el mundo a nuestro alrededor cambia, este modelo de memoria no puede ser simplemente un archivo fijo de los "buenos viejos tiempos", sino que debe ser dinámico y cambiar con el tiempo para adaptarse a nuevas circunstancias y ayudarnos a predecir el futuro y a seleccionar el mejor curso de acción.
Cómo el cerebro podría regular la dinámica de una memoria era un misterio, pero ahora un nuevo estudio llevado a cabo por investigadores de la
Universidad de Basilea ha descubierto múltiples copias de memorias. En concreto, ha revelado que el
recuerdo de una experiencia específica se almacena en múltiples 'copias' paralelas que se conservan durante períodos variables, se modifican en cierto grado y, a veces, se eliminan con el tiempo. Los hallazgos se han publicado en
Science.
El grupo de investigación del profesor Flavio Donato en el Biozentrum de la Universidad de Basilea utiliza modelos de ratón para investigar cómo se almacenan los recuerdos en el cerebro y cómo cambian a lo largo de la vida. Su equipo ha encontrado que en el hipocampo, una región cerebral responsable del aprendizaje a partir de la experiencia, un solo evento se almacena en copias de memoria paralelas entre al menos tres grupos diferentes de neuronas, que surgen en diferentes etapas durante el desarrollo embrionario.
Los recuerdos flexibles nos ayudan a tomar decisiones
Las neuronas que aparecen primero durante el desarrollo son responsables de la persistencia de un recuerdo a largo plazo. De hecho, aunque su copia de memoria es inicialmente demasiado débil para que el cerebro pueda acceder a ella, se fortalece con el tiempo. También en los humanos, el cerebro podría tener acceso a dicho recuerdo solo un tiempo después de su codificación.
En contraste, la copia de memoria del mismo evento creada por las neuronas nacidas tarde es muy fuerte al principio, pero se desvanece con el tiempo, de modo que, si se espera lo suficiente, dicha copia se vuelve inaccesible para el cerebro. En un punto intermedio, entre neuronas que emergen entre los dos extremos durante el desarrollo, se puede observar una copia más estable.
Sorprendentemente, qué copia se utiliza también podría estar relacionado con la facilidad para cambiar un recuerdo o para usarlo para crear uno nuevo. Los recuerdos almacenados por poco tiempo después de la adquisición por las neuronas nacidas tarde pueden ser modificados y reescritos. Esto significa que recordar una situación poco después de que haya ocurrido prepara a las neuronas nacidas tarde para activarse e integrar la información presente dentro del recuerdo original.
“La forma dinámica en que se almacenan los recuerdos en el cerebro es una prueba de la plasticidad del cerebro, que sustenta su enorme capacidad de memoria”
Por el contrario, recordar el mismo evento después de mucho tiempo activa a las neuronas nacidas temprano para recuperar su copia, pero el recuerdo asociado ya no puede modificarse fácilmente. “La forma dinámica en que se almacenan los recuerdos en el cerebro es una prueba de la plasticidad del cerebro, que sustenta su enorme capacidad de memoria”, ha destacado la primera autora Vilde Kveim.
“El desafío al que se enfrenta el cerebro con la memoria es bastante impresionante. Por un lado, debe recordar lo que sucedió en el pasado para ayudarnos a entender el mundo en el que vivimos. Por otro, necesita adaptarse a los cambios que ocurren a nuestro alrededor, y también deben hacerlo nuestros recuerdos, para ayudarnos a tomar decisiones adecuadas para nuestro futuro”, añade Flavio Donato.
Los investigadores han demostrado que la activación de copias específicas de memoria y su momento podrían tener consecuencias significativas en cómo recordamos, cambiamos y usamos nuestros recuerdos y esperan que comprender qué impulsa a que los recuerdos se codifiquen y modifiquen en el cerebro pueda ser útil en el futuro para ayudar a suavizar aquellos recuerdos que son patológicamente intrusivos en nuestra vida diaria, o recuperar algunos que creíamos perdidos para siempre.