La neuroestimulación podría ser eficaz contra el alzhéimer
08/05/2014
La estimulación cerebral profunda (ECP) es una terapia que se ha empleado en pacientes con depresión, parkinson, trastorno obsesivo compulsivo, e incluso en casos graves de anorexia que no respondían a otros tratamientos. Ahora, un grupo de investigadores ha empleado esta opción terapéutica para estimular los núcleos basales de Meynert –una zona del cerebro relacionada con la memoria– en personas con la enfermedad de Alzheimer.
Los investigadores, procedentes de diversas universidades alemanas, han explicado que los núcleos basales de Meynert concentran altos niveles de acetilcolina, un neurotransmisor que desempeña un papel clave en la transmisión de la información entre las neuronas y está involucrado en el rendimiento cognitivo.
Para llevar a cabo el estudio fueron seleccionados seis pacientes –cuatro mujeres y dos varones– de entre 57 y 79 años de edad, a los que se les había diagnosticado un deterioro cognitivo entre moderado y severo. A todos ellos se les sometió a una intervención quirúrgica mediante la que se les introdujeron electrodos a través de dos pequeñas incisiones en esta zona específica del cerebro.
Tras la estimulación cerebral profunda el declive de la capacidad cognitiva fue menos pronunciado en comparación con los pacientes que no se someten a esta terapia, y el tratamiento fue bien tolerado
Tras 11 meses de estimulación con una frecuencia baja, los científicos observaron que cuatro de los pacientes notaron mejoría y que no se produjeron efectos adversos. La conclusión principal del trabajo fue que la neuroestimulación consiguió que el declive de la capacidad cognitiva fuera menos pronunciado en comparación con los pacientes que no se someten a esta terapia, y que además el tratamiento fue bien tolerado, por lo que se puede abrir una línea de investigación para desarrollar nuevos tratamientos del alzhéimer.
La mejoría, aunque ligera y centrada en los test neuropsicológicos (afluencia del lenguaje, semántica, trabajo con dígitos), y no en otros aspectos como la dependencia del paciente o la depresión, demuestra la conveniencia de seguir estudiando esta vía de tratamiento, y comparar la evolución entre pacientes solo medicados y pacientes solo estimulados.
Actualizado: 3 de marzo de 2016