Tener mucho sueño durante el día puede ser un signo precoz de demencia

Los problemas de sueño en adultos mayores, como un exceso de somnolencia diurna y la falta de energía para llevar a cabo actividades cotidianas, están relacionados con el riesgo de desarrollar un síndrome que puede llevar a la demencia.
Hombre bostezando durante el día

08/11/2024

Las personas mayores que se sienten adormiladas durante el día y sin ganas de hacer nada pueden tener mayores probabilidades de desarrollar un síndrome que puede conducir a la demencia, según revela un estudio que se acaba de publicar en la revista Neurology de la Academia Americana de Neurología.

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Esta condición se conoce como síndrome de riesgo cognitivo motor y los afectados tienen una velocidad de marcha lenta y refieren problemas de memoria, aunque no experimentan dificultades de movilidad ni síntomas de demencia. Este estado puede preceder a la aparición de la demencia.

Los resultados mostraron que quienes experimentan una excesiva somnolencia diurna y falta de entusiasmo para realizar tareas son más propensos a desarrollar el síndrome en comparación con quienes no tienen estos problemas relacionados con el sueño. Sin embargo, el estudio no demuestra que estos problemas de sueño sean la causa del síndrome, sino que solo muestra una asociación.

“Nuestros hallazgos resaltan la importancia de detectar problemas de sueño”, comentó la doctora Victoire Leroy del Colegio de Medicina Albert Einstein en el Bronx, Nueva York, y la autora del estudio, en una nota publicada por la Academia Americana de Neurología. “Existe la posibilidad de que las personas puedan recibir ayuda para mejorar sus problemas de sueño y, de esta manera, prevenir el deterioro cognitivo en el futuro”, añade la investigadora.

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Relación entre las alteraciones del sueño y el deterioro cognitivo

La investigación incluyó a 445 personas con una edad promedio de 76 años que no padecían demencia. Al inicio del estudio, los participantes respondieron cuestionarios sobre el sueño y sobre problemas de memoria, y se evaluó su velocidad al caminar en una cinta cada año durante un promedio de tres años.

La evaluación del sueño incluía preguntas sobre la frecuencia con la que tenían dificultades para dormir a causa de despertares nocturnos, si no eran capaces de conciliar el sueño en 30 minutos, si tenían demasiado calor o frío, o si tomaban medicamentos para dormir. Para evaluar la somnolencia diurna excesiva, les preguntaron con qué frecuencia tenían problemas para mantenerse despiertos al conducir, comer o participar en actividades sociales. La pregunta sobre su estado de ánimo al afrontar tareas pretendía averiguar si tenían dificultades para mantener suficiente entusiasmo para completarlas.

De las personas que experimentaban somnolencia diurna y falta de entusiasmo, el 35,5% desarrolló el síndrome, en comparación con el 6,7% de quienes no tenían estos problemas

Un total de 177 personas fueron clasificadas como “malos dormidores” y 268 como “buenos dormidores”. Al inicio del estudio, 42 personas tenían el síndrome de riesgo cognitivo motor y durante el mismo otras 36 personas desarrollaron el síndrome. De las personas que experimentaban somnolencia diurna y falta de entusiasmo, el 35,5% desarrolló el síndrome, en comparación con el 6,7% de quienes no tenían estos problemas. 

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Tras tener en cuenta otros factores de riesgo, como la edad, la depresión y otras condiciones de salud, los investigadores descubrieron que quienes tenían una excesiva somnolencia diurna y falta de entusiasmo eran más de tres veces más propensos a desarrollar el síndrome en comparación con quienes no tenían estos problemas asociados al sueño. Una limitación del estudio es que los participantes informaron sobre su propio sueño, por lo que podrían haber cometido errores de memoria al responder.

“Es necesario realizar más investigaciones para observar la relación entre los problemas de sueño y el deterioro cognitivo y el papel que desempeña el síndrome de riesgo cognitivo motor”, ha señalado Leroy. “También necesitamos estudios que expliquen los mecanismos que vinculan estas alteraciones del sueño con el síndrome y el deterioro cognitivo”, concluye.

Actualizado: 8 de noviembre de 2024

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