Una inyección contrarresta el envejecimiento y aumenta la esperanza de vida
17/07/2024
El envejecimiento de la población presentará enormes desafíos sanitarios, sociales y económicos en las próximas décadas. A medida que las personas viven más tiempo, evitar el deterioro físico y la fragilidad que acompañan a la edad se ha convertido en un objetivo primordial. Se espera que las intervenciones eficaces en este ámbito generen beneficios significativos tanto sociales como económicos. De hecho, según algunas estimaciones, una desaceleración del envejecimiento que incremente la esperanza de vida en un año podría tener un valor de 38 billones de dólares.
En un descubrimiento histórico publicado en la revista Nature, un equipo de científicos de la Facultad de Medicina Duke-NUS de Singapur puede haber encontrado una clave para retrasar el envejecimiento. Dicho equipo ha demostrado en modelos preclínicos que la proteína interleucina-11 (IL11) promueve activamente el envejecimiento. Administrar una terapia anti-IL11 no solo contrarresta los efectos nocivos del envejecimiento, sino que también aumenta la esperanza de vida. Este hallazgo tiene el potencial de desempeñar un papel crucial en los esfuerzos de los países por ayudar a su población a vivir más años con buena salud.
La IL11 provoca acumulación de grasa y pérdida de masa muscular
En estudios preclínicos, el equipo descubrió que, con la edad, los órganos expresaban niveles crecientes de la proteína IL11, lo que promovía la acumulación de grasa en el hígado y el abdomen, y reducía la masa y la fuerza muscular, dos condiciones características del envejecimiento humano. Estos resultados son los primeros en el mundo que demuestran que la IL11 es un factor principal en el envejecimiento, según el equipo de investigadores.
Los investigadores observaron una mejora en la función muscular, una mejor salud en general y un aumento de la esperanza de vida de hasta un 25% en ambos sexos
La profesora adjunta Anissa Widjaja, del Programa de Trastornos Cardiovasculares y Metabólicos de Duke-NUS, quien es la primera y coautora correspondiente, dijo: “Este proyecto comenzó en 2017 cuando un colaborador nuestro nos envió algunas muestras de tejido para otro proyecto. Por curiosidad, realicé algunos experimentos para verificar los niveles de IL11. A partir de las lecturas, pudimos ver claramente que los niveles de IL11 aumentaban con la edad y fue entonces cuando realmente nos emocionamos”.
Así contrarresta la terapia anti-IL11 los efectos del envejecimiento
Después de establecer el papel de la IL11 en el envejecimiento, el equipo demostró que al aplicar una terapia anti-IL11 en el mismo modelo preclínico, el metabolismo mejoraba significativamente, pasando de generar grasa blanca a grasa marrón beneficiosa. La grasa marrón descompone las moléculas de azúcar y grasa en la sangre para ayudar a mantener la temperatura corporal y quemar calorías.
Los investigadores también observaron una mejora en la función muscular, una mejor salud en general y un aumento de la esperanza de vida de hasta un 25% en ambos sexos.
A diferencia de otros medicamentos conocidos por inhibir vías específicas implicadas en el envejecimiento, como la metformina y la rapamicina, la terapia anti-IL11 bloquea múltiples mecanismos de señalización importantes que se vuelven disfuncionales con la edad. Esto ofrece protección contra la multimorbilidad por enfermedades cardiometabólicas, la pérdida de masa muscular y fuerza relacionada con la edad, así como la fragilidad.
Además de estos cambios observables externamente, la terapia anti-IL11 también redujo la tasa de acortamiento de los telómeros y preservó la salud de las mitocondrias y su capacidad para generar energía.
El autor principal, Stuart Cook, profesor de Medicina Cardiovascular de la Fundación Tanoto en el Centro Médico Académico SingHealth Duke-NUS y miembro del Programa de Trastornos Cardiovasculares y Metabólicos de Duke-NUS, afirmó que “Nuestro objetivo es que algún día la terapia anti-IL11 se utilice lo más ampliamente posible, para que las personas de todo el mundo puedan llevar una vida más sana durante más tiempo. Sin embargo, esto no es fácil, ya que las vías de aprobación de los medicamentos para tratar el envejecimiento no están bien definidas y recaudar fondos para realizar ensayos clínicos en esta área es muy difícil”.
Sobre el potencial de esta investigación, el profesor Thomas Coffman, decano de Duke-NUS, comentó que “A pesar de que la esperanza de vida promedio ha aumentado notablemente en las últimas décadas, existe una disparidad notable entre los años vividos y los años de vida saludable, sin enfermedades. Para las sociedades que envejecen rápidamente, como la de Singapur, este descubrimiento podría ser transformador, permitiendo a los adultos mayores prolongar el envejecimiento saludable, reduciendo la fragilidad y el riesgo de caídas, al tiempo que mejora la salud cardiometabólica".
Probarán la eficacia del fármaco en la reducción de la fragilidad
Las investigaciones previas del equipo sobre el papel de IL11 en el corazón y los riñones (publicadas en Nature en 2017), el hígado (publicadas en Gastroenterology en 2019) y los pulmones (publicadas en Science Translational Medicine en 2019) condujeron al desarrollo de una terapia anti-IL11. Enleofen Bio, una empresa derivada de instituciones de Singapur, incluida Duke-NUS, asumió el desarrollo de estos candidatos terapéuticos en 2020 bajo un acuerdo que podría valer hasta 1.000 millones de dólares por producto. Desde entonces, la empresa ha avanzado la terapia hasta los primeros estudios en humanos, el primero de los cuales se completó a principios de este año.
En la opinión de Ilaria Bellantuono, catedrática de Envejecimiento Musculoesquelético en la Universidad de Sheffield, y que no ha participado en el estudio, “Esta es otra terapia potencial dirigida a un mecanismo de envejecimiento, que puede beneficiar a la fragilidad. No veo que sea mejor que otras intervenciones publicadas anteriormente (por ejemplo, los senolíticos). Potencialmente esta intervención es menos rentable. Las terapias basadas en anticuerpos suelen ser más caras que las moléculas pequeñas. Además, no hay pruebas de que funcione en edades avanzadas, cuando los déficits son más importantes. La intervención en este estudio comenzó a los 18 meses de edad. En ratones, esto equivale a una persona de 50 años sin signos graves de envejecimiento”, según declaraciones hechas a SMC.
Actualizado: 17 de julio de 2024