Una proteína sanguínea esconde el secreto para curar la DMAE

Descubren que la vitronectina, una proteína presente en nuestra sangre y el colesterol podría ayudar a generar nuevos tratamientos para la degeneración macular. Los resultados también podrían ser relevantes para el alzhéimer y la aterosclerosis.
DMAE: esperanza para la pérdida de visión

DMAE, cuatro siglas que esconden el 90 % de todas las pérdidas de visión relacionadas con la edad. La degeneración macular asociada a la edad (DMAE) es una enfermedad degenerativa que afecta a la mácula, el área central de la retina, cuyo principal síntoma es la visión borrosa, la alteración de la percepción de los colores y del tamaño de los objetos o sensación de deslumbramiento ante estímulos luminosos, lo que dificulta, y mucho, la vida de los afectados, en su mayoría mayores de 70 años.

PUBLICIDAD

Existen dos tipos de degeneración macular, la forma seca, que engloba el 80% de los casos y para la cual no existen tratamientos eficaces, y la forma húmeda, para la cuál existen terapias pero cuyos resultados son por lo general temporales. Por todo ello, la búsqueda de una solución a este problema, que se estima que para 2050 haya duplicado su número global de afectados, se antoja una necesidad mundial.

Con ese objetivo surgió el estudio liderado por Francesca Marassi, profesora de Sanford Burnham Prebys (EE.UU.) –uno de los centros de descubrimiento de fármacos sin ánimo de lucro más completos del mundo– y publicado hace unos días en Biophysical Journal, que está ayudando a revelar los secretos moleculares de la degeneración macular, y cuyos resultados describen la estructura flexible de la vitronectina, una proteína sanguínea clave involucrada en la degeneración macular y otras enfermedades relacionadas con la edad, como el alzhéimer y la aterosclerosis, por lo que el hallazgo podría ser relevante en la búsqueda de tratamientos para estos problemas de salud.

PUBLICIDAD

Buscar cambios en las proteínas sanguíneas para solucionar la DMAE

“Las proteínas en la sangre están bajo una presión constante y cambiante debido a las diferentes formas en que la sangre fluye por todo el cuerpo”, apunta Marassi. “Por ejemplo, la sangre fluye más lentamente a través de los pequeños vasos sanguíneos de los ojos en comparación con las arterias más grandes del corazón. Las proteínas de la sangre deben poder responder a estos cambios, y este estudio nos brinda verdades fundamentales sobre cómo se adaptan a su entorno, lo cual es fundamental para enfocarse en esas proteínas para futuros tratamientos”.

Aunque hay cientos de proteínas en nuestra sangre, la investigación se centró como decíamos en la vitronectina, una de las más abundantes. Y es que, aparte de circular en altas concentraciones en la sangre, la vitronectina se encuentra en el andamiaje entre las células y también es un componente importante del colesterol. 

“Esta proteína es un objetivo importante para la degeneración macular porque se acumula en la parte posterior del ojo y provoca la pérdida de la visión”

“Esta proteína es un objetivo importante para la degeneración macular porque se acumula en la parte posterior del ojo y provoca la pérdida de la visión. Depósitos similares aparecen en el cerebro en la enfermedad de Alzheimer y en las arterias en la aterosclerosis”, dice Marassi. “Queremos entender por qué sucede esto y aprovechar este conocimiento para desarrollar nuevos tratamientos”. 

PUBLICIDAD

Para abordar esta cuestión, los investigadores se interesaron en conocer cómo la proteína cambia su estructura –la parte más importante para determinar su función– a diferentes temperaturas y bajo diferentes niveles de presión, aproximándose a lo que sucede en el cuerpo humano. 

Un análisis bioquímico detallado reveló que la proteína puede cambiar sutilmente su forma bajo presión. Estos cambios hacen que se una más fácilmente a los iones de calcio en la sangre, lo que, según sugieren los expertos, conduce a la acumulación de depósitos de placa calcificada característicos de la degeneración macular y otras enfermedades relacionadas con la edad.

“Es un reordenamiento muy sutil de la estructura molecular, pero tiene un gran impacto en el funcionamiento de la proteína”, aclara Marassi. “Cuanto más aprendamos sobre la proteína a nivel estructural y mecánico, más posibilidades tendremos de abordarla con éxito con los tratamientos”. Así pues, se espera que estos conocimientos estructurales ayuden a agilizar el desarrollo de tratamientos para la degeneración macular porque permitirán diseñar anticuerpos personalizados que bloqueen selectivamente la unión de calcio de la proteína sin interrumpir sus otras funciones claves para el organismo.

PUBLICIDAD

“Tomará algún tiempo convertirlo en un tratamiento clínico, pero esperamos tener un anticuerpo funcional como tratamiento potencial dentro de algunos años”, confiesa Marassi. “Y dado que esta proteína es tan abundante en la sangre, puede haber otras aplicaciones interesantes para este nuevo conocimiento que aún no conocemos”. 

Actualizado: 5 de mayo de 2023

PUBLICIDAD

PUBLICIDAD