Vinculan la desigualdad social a peor salud cerebral y riesgo de demencia

Un estudio internacional muestra que la desigualdad social deteriora la salud cerebral y puede generar cambios en la estructura y conectividad del cerebro, lo que destaca la necesidad de reducir su impacto sobre el envejecimiento y la demencia.
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27/12/2024

La falta de recursos económicos deteriora la salud física y mental de las personas y les impide llevar una vida normal y tener acceso a derechos universales como el trabajo y una vivienda digna. Ahora, una nueva investigación ha establecido un vínculo directo entre la desigualdad estructural –como las disparidades socioeconómicas medidas a través del índice GINI de cada país– y los cambios en la estructura y conectividad cerebral relacionados con el envejecimiento y la demencia.

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El estudio ha sido llevado a cabo por un grupo de investigadores del Trinity College de Dublín en colaboración con socios internacionales y su objetivo era analizar cómo la desigualdad social puede afectar a nuestro cerebro. El artículo que recoge sus conclusiones se titula ‘Structural inequality linked to brain volume and network dynamics in aging and dementia across the Americas’ y se ha publicado en Nature Aging.

La investigación fue liderada por el Consorcio Multipartner para ampliar la investigación sobre demencia en América Latina (ReDLat), el Instituto Latinoamericano de Salud Cerebral (BrainLat), el Instituto Global de Salud Cerebral (GBHI) del Trinity College de Dublín y otros centros internacionales y destaca cómo las inequidades sociales tienen un impacto biológico, especialmente en poblaciones subrepresentadas de América Latina y Estados Unidos.

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Los resultados indican que unos elevados niveles de desigualdad se asocian con un menor volumen cerebral y una conectividad reducida, sobre todo en áreas temporo-posteriores y cerebelosas que son fundamentales para la memoria y la función cognitiva. Estos efectos fueron más intensos en América Latina, lo que pone de manifiesto la mayor vulnerabilidad de estas poblaciones a los factores de estrés socioeconómico a nivel macro.

Cómo afecta a la salud mental un entorno con desigualdades sociales

Además, el estudio revela que los latinos con alzhéimer experimentan los impactos más graves y sugiere que las demandas ambientales relacionadas con la desigualdad estructural podrían agravar la neurodegeneración en las personas mayores. En contraste, los efectos menos significativos observados en la degeneración lobar frontotemporal refuerzan la hipótesis de una mayor influencia genética en este trastorno. La reducción del volumen cerebral y de la conectividad, observada frecuentemente en pacientes con demencia, se asocia con la progresión y gravedad de la enfermedad.

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Un hallazgo clave es que estas asociaciones persisten incluso al considerar factores individuales como la educación, la edad, el sexo y la capacidad cognitiva, subrayando el impacto independiente de los factores macroestructurales en la salud cerebral. Vivir en un entorno con desigualdades sociales afecta a la salud cerebral más allá de la situación socioeconómica individual, mostrando las profundas consecuencias de estas disparidades.

Unos elevados niveles de desigualdad se asocian con un menor volumen cerebral y una conectividad reducida, sobre todo en áreas fundamentales para la memoria y la función cognitiva

En opinión de los investigadores sus hallazgos ponen de manifiesto la importancia tanto de los determinantes sociales individuales, como de factores macroestructurales –como variables sociales y físicas– en la investigación global sobre salud cerebral, y sientan las bases para realizar nuevos estudios que analicen los mecanismos biológicos que relacionan la desigualdad con el envejecimiento y la neurodegeneración.

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Consideran, además, que teniendo en cuenta que las tasas de demencia aumentan especialmente en los países de ingresos bajos y medios es necesario adoptar intervenciones específicas para manejar las causas de estas desigualdades que varían en función de las características de cada región.

El estudio propone un enfoque multidimensional para conseguir la equidad en la salud cerebral, examinando otros factores macroestructurales más allá de las desigualdades socioeconómicas. Entre ellos, se podrían incluir aspectos como la gobernanza democrática, la contaminación del aire, la migración, el cambio climático y el acceso a espacios verdes. Identificar y abordar estos factores concretos podría permitir desarrollar intervenciones destinadas a mitigar el envejecimiento cerebral acelerado y reducir la carga de la demencia en comunidades desfavorecidas.

Actualizado: 27 de diciembre de 2024

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