Parálisis cerebral
Una de cada dos mil personas sufren parálisis cerebral. No suele haber dos casos iguales, y sus consecuencias pueden ir desde problemas de movilidad al retraso mental. Conoce cómo abordarlo.

Síntomas de parálisis cerebral

Por: Esther Martín

Estudiante de medicina de la Universidad de Alcalá de Henares

Actualizado: 28 de junio de 2022

Los síntomas de la parálisis cerebral se suelen observar antes de los dos años de edad y varían significativamente de un paciente a otro, por lo que no existen dos casos iguales. Los niños afectados muestran retrasos en su capacidad para sentarse, girar, alcanzar un objeto, gatear, ponerse de pie…

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La clasificación clínica de los pacientes con parálisis cerebral se basa en características observadas en los niños afectados, que están relacionadas con el tipo de trastorno motor predominante y la extensión y gravedad del mismo, la presencia de otros trastornos asociados (con frecuencia se observarán también trastornos sensitivos, cognitivos, conductuales, epilepsia, retraso mental…), las causas de la lesión, etcétera.

Estas son las presentaciones o tipos de parálisis cerebral más comunes:

Parálisis cerebral espástica

Como cuadriplejía, diplejía, paraplejía, hemiplejía y monoplejía, es la forma de parálisis más frecuente, y las manifestaciones clínicas habituales son la hiperexcitabilidad y la persistencia anormal de los reflejos neonatales. Estas manifestaciones hacen que los puños permanezcan firmemente cerrados, que existan reflejos tónicos del cuello, a menudo mantenidos de forma constante, y posturas de extensión cuando se mantiene en vertical al niño (espalda arqueada, y extensión rígida y rotación interna de las piernas). La espasticidad y la rigidez se van poniendo de manifiesto al crecer el paciente, y con frecuencia dan lugar a posturas anormales de las extremidades y a contracturas.

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  • cuadriplejia

    En la cuadriplejía espástica, la forma más grave, están afectados los cuatro miembros. El niño tiene retraso mental asociado (en más del 90% de los casos) y convulsiones frecuentes.

  • cuadriplejia

    En la diplejía espástica están afectados los cuatro miembros, aunque es mucho más intenso en las extremidades inferiores. A menudo la inteligencia es normal, pero son frecuentes las apraxias (incapacidad de realizar movimientos de propósito, aprendidos y familiares) que dificultan el aprendizaje.

  • cuadriplejia

    En la paraplejía espástica sólo están afectadas las extremidades inferiores.

  • cuadriplejia

    La hemiplejía espástica se manifiesta en la tercera parte de los niños diagnosticados y afecta a un lado del cuerpo. Con frecuencia existe hemianopsia homónima (pérdida de visión parcial o completa de una de las mitades del campo visual en ambos ojos), y déficit hemisensorial (falta la sensibilidad en la mitad afectada del cuerpo). Es característica la cojera y la postura que adopta el brazo en flexión mantenida cuando se prona el antebrazo (mostrando el dorso de la mano) y se flexiona la muñeca.

  • cuadriplejia

    La monoplejía es la debilidad limitada a una extremidad. Es poco frecuente.

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Parálisis cerebral disquinética

Es menos frecuente que la parálisis cerebral espástica, y se caracteriza por movimientos involuntarios, persistencia de reflejos arcaicos y posturas anormales, hipotonía (disminución del tono muscular) en la infancia y movimientos coreoatetósicos y distonías (trastornos del movimiento).

Estos pacientes suelen tener afectados los músculos bucolaríngeos, lo que les ocasiona trastornos del habla. También pueden padecer sordera, lo que puede inducir a pensar, erróneamente, en la existencia de retraso mental profundo; solo se puede valorar la capacidad intelectual después de múltiples exploraciones.

Parálisis cerebral atáxica

Es una forma poco frecuente de parálisis cerebral (5-10% de los casos), que se caracteriza por hipotonía, falta de coordinación del movimiento y déficit de equilibrio. En la ataxia cerebelosa congénita aparecen hipotonía y reflejos tendinosos durante la lactancia. El temblor y la marcha atáxica se desarrollan a partir del segundo año de vida. Puede haber un déficit mental asociado, pero leve.

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