Los síntomas del párkinson se atribuyen a veces al envejecimiento
11/04/2011
Hoy se celebra el Día Mundial del Parkinson, una patología considerada la segunda enfermedad neurodegenerativa más frecuente después de la enfermedad de Alzheimer, que afecta a las zonas del cerebro encargadas del control y coordinación del movimiento y tono muscular y de la postura.
La edad media de comienzo de la enfermedad oscila alrededor de los 60 años pero, cuando el Parkinson empieza a manifestarse, un porcentaje de los afectados no consultan al médico sobre sus síntomas, por considerarlos propios del envejecimiento natural. Por este motivo, la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG) recomienda a las personas mayores consultar a su médico de Atención Primaria ante la aparición de síntomas como lentitud de movimientos o temblor, para que este considere la necesidad de que sean valorados por un especialista como un neurólogo o un geriatra.
Al interferir en el movimiento voluntario se trata de una enfermedad que afecta de forma directa a la vida diaria del paciente y de los que le rodean. En el caso del anciano que padece enfermedad de Parkinson puede llegar a ser más incapacitante al coincidir con otras patologías que también afectan a la movilidad como la artrosis, y enfermedades cardiorrespiratorias que limitan la capacidad de realizar ejercicio físico.
Según datos facilitados por el Ministerio de Sanidad, en su programa de Atención al anciano en Atención Primaria, uno de cada 400 enfermos neurológicos son enfermos de párkinson, detectándose un caso nuevo al año por cada 1.000 habitantes mayores de 50 años.
Tratamiento integral del párkinson
Hasta el momento no se ha encontrado ninguna manera de prevenir o curar la enfermedad de Parkinson. Sin embargo, los síntomas se pueden controlar de forma eficaz con tratamiento farmacológico y, en ocasiones, con cirugía.
“La causa de la aparición de esta enfermedad es aún desconocida, aunque la predisposición genética y ciertos factores ambientales pueden tener un papel causal en los cambios celulares que originan la progresiva destrucción neuronal. Algunos factores ambientales, como los pesticidas, el agua de pozo, vivir en el campo, no fumar o beber poco café, se han relacionado también con la aparición de la enfermedad de Parkinson, pero los resultados de estos estudios aún no son concluyentes”, comenta la doctora Almudena Garnica, geriatra del Hospital Universitario Sant Joan de Reus y miembro de la SEGG.
Una vez diagnosticada la enfermedad es importante el abordaje integral del paciente por varios profesionales (médico, enfermero, fisioterapeuta, logopeda, trabajador social, etcétera), para poder valorar de forma global todas las necesidades tanto físicas, como psicológicas y sociosanitarias, del enfermo de Parkinson, apunta la doctora Garnica. Es necesario que los pacientes comenten con el especialista los síntomas no motores (problemas de memoria, alteración en el contenido del pensamiento, trastorno del estado de ánimo, dolor, dificultad para conciliar el sueño…), que se manifiestan a lo largo de la enfermedad, y que pueden llegar a ser tan invalidantes como la afectación motora.
Es importante que los afectados por la enfermedad de Parkinson mantengan la autonomía en la realización de las actividades de la vida diaria para conservar su autoestima. Además, el ejercicio físico, aunque no ayuda a detener la progresión de la enfermedad, contribuye a conservar la capacidad funcional de las articulaciones, por lo que es muy recomendable para estos pacientes. Un buen estado nutricional, y una dieta equilibrada, rica en fibra y que aporte una adecuada hidratación, contribuirán también a mejorar la calidad de vida de estas personas.
Fuente: Sociedad Española de Geriatría y Gerontología
Actualizado: 1 de agosto de 2017