Qué es un accidente químico y qué puede causarlo
Actualizado: 4 de mayo de 2023
En nuestra vida diaria, la química está muy presente tanto en el entorno de trabajo como en nuestro propio hogar, en multitud de productos. Todo material está compuesto por sustancias que pueden reaccionar con otras y causar accidentes químicos. Hay lugares específicos donde el riesgo de que ocurra cualquier tipo de desastre químico es mayor, como por ejemplo un laboratorio, donde se realizan experimentos y se utilizan a diario materiales potencialmente peligrosos, o un almacén de vertidos industriales. No obstante, también en el propio hogar guardamos y utilizamos por norma general productos de limpieza, y no es del todo raro que por un uso inadecuado puedan generarse reacciones peligrosas.
Aunque se emplee el término accidente químico, en general la gravedad del mismo dependerá de qué tipo de reacción se haya producido y qué se haya visto afectado. No es lo mismo sufrir una quemadura en el brazo que te salpique un ácido en el ojo, o más grave aún, que se produzca un escape, un vertido o una explosión, y por supuesto los primeros auxilios a aplicar serán diferentes. Para simplificar, primero definiremos lo que es una sustancia química peligrosa y cuáles son sus características.
Qué es una sustancia química peligrosa
Las sustancias químicas peligrosas son aquellos elementos que en su estado normal causan riesgos en la salud, ya sean inmediatos o crónicos (por ejemplo una quemadura en la piel), o riesgos en el entorno (es decir, incendios, explosiones, emisión de gases tóxicos, etcétera). Se pueden clasificar según el estado físico en el que lo encontremos, sólido, líquido, gas, polvo, vapor… y también por la vía de ingreso al organismo humano, o sea, si es un gas que se inhala o una sustancia que se absorbe por la piel, o incluso se ingiere.
También se diferencian según sean inflamables o no inflamables, explosivas o no explosivas, corrosivas, irritantes o tóxicas; carcinogénicas (causar o aumentar la probabilidad de padecer cáncer) o mutagénicas (derivar en defectos genéticos hereditarios); o incluso si pueden afectar a la capacidad de reproducción de un individuo, o ser un peligro presente o futuro para el medioambiente (pueden contaminar las aguas, el suelo, la atmósfera…).
La Organización Mundial de la Salud (OMS) señala en su web 10 sustancias químicas peligrosas para la salud pública:
- Amianto: también llamado asbesto, o uralita en España, es un tipo de minerales usados en la construcción, tejados, o materiales ferroviarios que causan desde cáncer de pulmón o mesotelioma, a cáncer de laringe y de ovario, y asbestosis (fibrosis de los pulmones).
- Arsénico: la ingesta durante un período prolongado de este tóxico en su forma inorgánica (por agua contaminada o alimentos preparados con ella, o incluso por tabaco) puede tener efectos adversos sobre la salud, desde irritación pulmonar a cáncer o lesiones cutáneas, o una intoxicación crónica (arsenicosis).
- Benceno: su exposición puede producirse por el uso de productos derivados del petróleo, o incluso por el humo del tabaco (ya se forma activa o pasiva), y se asocia a mayor riesgo de cáncer y anemia aplásica, y a deterioro cognitivo.
- Cadmio: la liberación de este metal pesado al medioambiente puede provocar su acumulación en muchos organismos, como moluscos, crustáceos y otros alimentos, y puede conllevar efectos tóxicos en los riñones y en el sistema óseo y respiratorio. Clasificado como carcinógeno (incrementa el riesgo de cáncer de endometrio), también puede ser inhalado por el humo del tabaco, o por trabajadores de la industria de metales no ferrosos.
- Dioxinas y sustancias similares como los policlorobifenilos (PCB): son contaminantes orgánicos persistentes (COP), disruptores endocrinos que pueden alterar el sistema hormonal e incluso el metabolismo de la embarazada, o afectar la función reproductiva, y pueden estar asociadas a la exposición al humo del tabaco y el metabolismo del café.
- Exceso o cantidad inadecuada de flúor: si bien su uso puede tener efectos positivos, como prevenir la aparición de caries, un niveles elevados –provocados por concentraciones excesivas de flúor en el agua potable– puede derivar en fluorosis del esmalte y los huesos, e incluso podría aumentar el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2.
- Mercurio: este tóxico es especialmente perjudicial para el desarrollo del feto y los niños pequeños. En sus distintas formas puede causar daños al sistema nervioso, digestivo e inmune, y a los pulmones, riñones, ojos y piel. La exposición humana puede deberse a procesos industriales o a la ingesta de mariscos o pescados contaminados.
- Plaguicidas altamente peligrosos: los restos de estos productos en alimentos o el agua potable puede desencadenar efectos tóxicos agudos o crónicos, sobre todo para los niños, en los que se ha vinculado su exposición al TDAH o la ELA.
- Plomo: la exposición a este metal tóxico presente en pinturas o esmaltes de recipientes alimentarios, juguetes o cosméticos, mata a más de un millón de personas anualmente. Su uso extendido ha causado una extensa contaminación ambiental y problemas de salud que van desde un aumento del riesgo de hipertensión arterial a lesiones renales, siendo especialmente peligroso para los niños y embarazadas.
- Contaminación atmosférica: se estima que tanto la contaminación del aire interior (por el uso de combustibles sólidos) como la contaminación del aire exterior en zonas urbanas es responsable de más de 3 millones de muertes prematuras en todo el planeta cada año, debido a su vinculación con enfermedades pulmonares o cardiovasculares, principalmente, e incluso enfermedades neurodegenerativas, pudiendo afectar también la salud mental de los más pequeños.
Causas de un accidente químico
La producción y el uso de sustancias químicas ha aumentado de manera alarmante en las últimas décadas. Es fácil pensar que a mayor cantidad de químicos, mayor será el manejo de ellos con lo cual, mayor el riesgo de que algo falle en alguna parte del proceso, desde la producción hasta la utilización del mismo, pasando por el almacenamiento y el transporte.
Según un estudio realizado en 2014, el 44% de los accidentes químicos se producen durante el proceso de transporte, ya sea por tierra o mar, mientras que en segundo lugar, y en un 19% de los casos, el origen de la catástrofe ocurre en el momento del procesado. Sin embargo, hay muchas otras causas que pueden desencadenar un accidente químico:
- Incendio o explosión en una instalación donde se manejan sustancias químicas.
- Accidentes en lugares donde se almacenan estas sustancias y cuentan con una gran cantidad de material (como en las explosiones producidas en el puerto de Beirut a inicios de agosto de 2020 debidas a toneladas de nitrato de amonio).
- Mal uso del producto, resultando en daños para la salud de los seres vivos y el medio ambiente.
- Manejo inadecuado de los desechos químicos o fallo en los sistemas de disposición y tratamiento de residuos.
- Accidentes causados por un desastre natural.
Creado: 11 de enero de 2016