Consejos para evitar ser víctima de un alud
Actualizado: 21 de septiembre de 2022
Si tenemos pensado acudir a la montaña, hay que estudiar previamente todas las condiciones climatológicas, con el objetivo de minimizar el riesgo de ser víctima de un alud o avalancha. Por lo general, en todos los puertos de montaña habrá información sobre el estado de la nieve y la meteorología que se prevé, y no conviene subestimar nunca los posibles riesgos, por lo que si no estamos preparados o no nos sentimos seguros será mejor aplazarlo para otro día en que haya mejores condiciones.
Aunque los fenómenos atmosféricos no son 100% predecibles y en el último momento pueden desmentir la información meteorológica, podemos hacernos una idea del estado del terreno comprobando y analizando el tiempo de días atrás, qué temperatura ha hecho, si ha nevado o llovido, si ha habido viendo y desde donde soplaba…, y para averiguar estos datos podemos:
- Utilizar recursos web, como por ejemplo la sección de nivología de AEMET o cualquier página que incluya un registro del tiempo en esa zona en días previos.
- Preguntar a la gente local, porque muchos están familiarizados con la montaña y sabrán mejor que nadie el estado de la nieve y os podrán aconsejar.
- Cuando ya conozcamos un poco la zona y sepamos lo que hay en la montaña, lo siguiente es tener claro cuáles son las potenciales zonas de peligro:
- Cornisas: son estructuras que se forman por la acumulación de nieve en un saliente de la montaña. Son terreno muy peligroso, extremadamente inestables porque cualquier vibración puede desestabilizarlos y hacerlos caer desde arriba y desencadenar un alud (o caernos en la cabeza). Mantener una buena distancia de ellos.
- Laderas convexas: imaginad una loncha de queso que doblamos un poco creando una curva por el medio. Se crea una tensión inestable que cualquier sobrecarga puede romper. Lo mismo sucede con el manto nivoso. Por tanto, mucho mejor evitar esas laderas.
- Rocas: siempre hay que fijarse en las zonas donde hay rocas, ya que la nieve de alrededor siempre es más inestable. Esto es debido a que las rocas actúan en cierta manera como radiador, absorben calor más rápidamente y lo transfieren a la nieve que les rodea y el paso de una persona puede romper el equilibro y empezar un alud.
- Por último, nos toca analizar la composición de la nieve que vamos a pisar. Aunque hay varios métodos para hacerlo, se suele utilizar el siguiente por ser el más cómodo:
- Con una pala crearemos una especie de columna de nieve cavando alrededor de un bloque. Cuando alcancemos una profundidad de unos 70cm, podemos ver las capas del manto nivoso estratificadas, y tocarlas para hacernos una idea de la estabilidad de cada una.
- Esta misma pala la colocamos con la parte interior sobre la columna de nieve, y la golpeamos por arriba con fuerza. Cuanto más tarde en romperse la columna más estable es el terreno. Si se rompe a la primera hay que salir de ahí, pues no es terreno seguro.
Creado: 25 de enero de 2016