Anoscopia
La anoscopia se realiza para visualizar el interior del ano, el conducto anal y la parte baja del recto, con objeto de diagnosticar patologías locales, tomar muestras, o tratar afecciones como las hemorroides.

Cómo se hace la anoscopia

Por: David Saceda Corralo

Médico Interno Residente, especialista en Dermatología Medicoquirúrgica y Veneorología

Actualizado: 22 de septiembre de 2022

Cuando te vayan a realizar una anoscopia, en primer lugar te preguntarán si estás de acuerdo con someterte a la prueba. Si das tu consentimiento puede que te la hagan incluso en ese mismo momento en la consulta, si lo que interesa es sólo observar el interior del recto unos pocos minutos. Pero si hay que realizar alguna técnica específica, será necesario que firmes un consentimiento escrito, y se te citará otro día para practicar la prueba con los medios adecuados.

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Para poder hacerte la anoscopia te pedirán que hayas realizado deposiciones horas antes de someterte a ella y, si tienes problemas para ello, el médico puede recetarte unos días antes enemas o laxantes. Al llegar a la consulta debes ir al baño para vaciar la vejiga, y después te pedirán que te quites los pantalones o falda, y la ropa interior. Te tumbarás en una camilla de lado, con las piernas flexionadas de manera que puedas abrazarte las rodillas.

Una vez colocado el médico lo primero que hará será observar el exterior del ano. Comprobará si hay lesiones externas y si la piel no tiene alteraciones. Después te realizará un tacto rectal para palpar el interior del canal anal y comprobar que el esfínter anal tiene contracción correcta, ni en exceso ni en defecto.

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Antes de introducirte el anoscopio limpiarán la zona, a veces utilizando productos antisépticos. A pesar de ello, la anoscopia no requiere medidas de asepsia totales, ya que la zona anal es de por sí sucia, con microorganismos habituales en nuestro cuerpo. Tampoco requiere anestesia, ya que no es una prueba dolorosa, ni sedación, porque dura poco tiempo y el anoscopio penetra pocos centímetros.

Al introducir el anoscopio notarás una sensación de pesadez en el ano, similar a la que se siente al defecar. Es muy importante que estés relajado y no contraigas el esfínter, ya que lo único que conseguirás es tener molestias. Una vez introducido el anoscopio se meterá la cámara con la lámpara para observar el interior del recto. El anoscopio se retirará poco a poco, para así retroceder a través del recto y ver, paso a paso, toda su longitud. Cuando llegue al final, se retirará el anoscopio y se limpiará de nuevo la zona. Es normal que después de la prueba te notes algo molesto, pero pasará a los pocos minutos.

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Si se realiza una anoscopia de alta resolución la prueba dura un poco más, porque al mismo tiempo que se visualiza la zona se aplica un líquido que tiñe con materiales fluorescentes las paredes del recto. Hay que dejar actuar esta sustancia durante unos minutos para que haga su efecto. En el caso de que haya zonas que aparezcan marcadas hay que biopsiarlas. Para ello se introducen unas pinzas pequeñas que permiten tomar muestras del epitelio superficial de las paredes del recto o del canal anal. La toma de la biopsia puede resultar algo dolorosa, y sentirás un pinchazo en la zona de punción que durará un instante. Los días posteriores a la biopsia es normal que manches con algo de sangre la ropa interior, pero debe desaparecer a los pocos días.

Creado: 24 de octubre de 2013

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