Cómo se hace la biopsia hepática
Por: David Saceda Corralo
Médico Interno Residente, especialista en Dermatología Medicoquirúrgica y Veneorología
Actualizado: 29 de julio de 2022
En primer lugar el médico valorará en una consulta previa si es necesario o no realizar una biopsia hepática. Si lo considera necesario te informará del por qué, cómo se realiza, qué información puede aportar, y cuáles son los posibles riesgos. Te entregará un documento de consentimiento informado donde se resumen las características principales de la prueba, que tendrás firmar si estás de acuerdo con su realización.
La biopsia podrá realizártela ese mismo día o en otra cita distinta. Cuando se vaya a realizar te pedirán en primer lugar que te cambies de ropa y vistas una bata cómoda para ti y para el doctor que te realice la prueba. Acto seguido te medirán todas las constantes vitales como la tensión arterial, frecuencia cardiaca, frecuencia respiratoria y temperatura, para comprobar que estás en óptimas condiciones de someterte a la prueba. Debes comunicar al doctor todas las medicaciones que tomas y si tienes algún problema de coagulación de la sangre.
A veces te colocarán una vía venosa en el brazo por si hubiese que introducir algún medicamento durante la realización de la prueba, aunque no es frecuente. En ocasiones te ofrecerán algún fármaco relajante para que permanezcas sedado durante la prueba; es recomendable si estás nervioso o si eres especialmente sensible al dolor. Una vez preparado te pedirán que te tumbes en una camilla en una posición que facilite la realización de la prueba. Tendrás que tumbarte boca arriba y colocar tu mano derecha debajo de la nuca, así dejas todo el costado derecho al descubierto.
Para proceder a la biopsia, lo primero que harán será limpiar la piel de la zona donde se haga con algún antiséptico. Después inyectarán un anestésico desde la superficie de la piel hasta planos más profundos. Notarás un ligero pinchazo de la aguja y después una sensación de quemazón justo en el momento en el que se mete la anestesia. Esta zona del cuerpo quedará dormida e insensible y podrán realizar una pequeña incisión con un bisturí, para separar la piel y dejar al descubierto el músculo. Te pondrán un gel cerca de la incisión para realizarte al mismo tiempo una ecografía que localice el hígado y sirva de guía a la aguja.
A través de la incisión introducirán la aguja, fina y larga, que llega hasta el hígado; en ese momento notarás una presión muy fuerte en el costado que puede llegar hasta el hombro derecho. La aguja cogerá un pequeño cilindro de tejido y la sacarán en seguida. Durante este pinchazo te darán instrucciones para que mantengas un ritmo adecuado de respiración que te ayude a concentrarte y a soportar la molestia.
Es normal que el punto de punción sangre un poco; por eso aplicarán presión continuada con firmeza durante unos minutos para parar el sangrado. Después te colocarán un vendaje o un apósito compresivo y estarás listo para irte a casa. No hará falta que esperes a los resultados, ya que necesitan ser procesados durante un tiempo, y a simple vista no se puede apreciar ninguna alteración. El vendaje deberás mantenerlo durante al menos dos días; es normal que los días posteriores a la prueba tengas dolor en la zona y necesites tomarte algún analgésico que te recetará tu médico.
Complicaciones de la biopsia hepática
Todas las biopsias entrañan riesgos al ser pruebas que invaden los órganos corporales, aunque sea levemente. Suelen ser complicaciones poco frecuentes y en la mayoría de los casos tienen fácil solución. Pueden aparecer durante o después de la prueba, y si son graves debes acudir a urgencias. Algunas de las complicaciones más comunes en una biopsia de hígado son:
- Sangrado del punto de la biopsia o sangrado interno.
- Infección local con fiebre.
- Dolor.
- Reacción a la anestesia o a la sedación durante la realización de la prueba.
- Perforación de otros órganos como la vesícula biliar, el riñón o los pulmones.
Creado: 13 de junio de 2014