Apnea del sueño
Muchas personas padecen apnea del sueño sin saberlo, y es que los afectados no pueden comprobar el síntoma más común, el ronquido; pero hay otros signos que pueden hacer sospechar la presencia del trastorno.

Diagnóstico de la apnea del sueño

Por: María Alba Jiménez

Licenciada en Medicina por la Universidad de Alcalá de Henares y pediatría en el Hospital General de Villalba

Por: Dr. Pablo Rivas

Especialista en medicina interna

Actualizado: 19 de septiembre de 2024

Las pausas ocasionales en la respiración no tienen por qué ser siempre patológicas.Por ello, se considera apnea del sueño cuando estas pausas ocurren más de treinta veces durante el sueño nocturno. El diagnóstico de la apnea obstructiva del sueño es un proceso multidisciplinario que implica tanto la evaluación clínica como la realización de exámenes físicos y pruebas del sueño específicas para confirmar la presencia y la severidad del trastorno.

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Dos puntos claves para llegar a un diagnóstico de la apnea del sueño son tener una entrevista con el paciente para realizar una evaluación clínica y posteriormente llevar a cabo un examen físico y una polisomnografía.

Entrevista al paciente

Es importante la entrevista clínica, donde el médico ha de preguntar al paciente o a su compañero de cama por la presencia de los síntomas típicos de este pronlema, como ronquidos fuertes, pausas en la respiración durante el sueño, despertar con sensación de asfixia o ahogo, somnolencia diurna excesiva, u otros trastornos del sueño, así como dificultades de concentración, fatiga o dolores de cabeza matutinos. La presencia de hipertensión arterial y obesidad orientan al diagnóstico de apnea del sueño.

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También se utilizan herramientas como la Escala de Epworth para medir la somnolencia diurna, en la que los pacientes puntúan su probabilidad de quedarse dormidos en diversas situaciones cotidianas.

Examen físico

El examen físico al paciente se enfoca en las vías respiratorias superiores. Así, se examinan las estructuras de la boca, nariz y garganta para identificar posibles causas de obstrucción, como una lengua grande, amígdalas hipertrofiadas, tabique nasal desviado o úvula alargada. “Esto permite tener un mayor conocimiento de la fisiopatología de la enfermedad, detectará posibles anomalías que predisponen a padecerla y permitirá establecer un diagnóstico topográfico de la obstrucción”, señala el doctor Carlos O’Connor Reina, presidente de la comisión de Roncopatía y Trastornos del Sueño de la SEORL-CCC.

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Pero también se mide el peso y circunferencia del cuello, ya que un índice de masa corporal elevado y un cuello grueso son factores de riesgo de apnea del sueño.

Estudio del sueño

Polisomnografía: pruebas del sueño

El diagnóstico definitivo del síndrome de apnea obstructiva del sueño se consigue mediante una prueba conocida como polisomnografía. Se trata de un tipo de estudio del sueño donde se evidencian los episodios del cese de la respiración. Esta prueba consiste en situar una serie de sensores (electrodos) en diversas zonas del cuerpo y conectarlos a un equipo que vigila la actividad del corazón, los pulmones y el cerebro, así como los patrones respiratorios, los movimientos de los brazos y las piernas, y las concentraciones de oxígeno en la sangre. De esta manera, el registro que se consigue proporciona información sobre la existencia de apneas, el número de éstas y las repercusiones que han tenido en los diferentes órganos.

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Se pueden utilizar una o más de las siguientes pruebas para confirmar el diagnóstico de la apnea del sueño:

Polisomnografía nocturna (PSG)

Es la prueba más completa y es considerada el estándar de oro para el diagnóstico de la apnea del sueño. Para realizarla, el paciente pasa una noche en una clínica del sueño, donde se monitorean varias funciones corporales mientras duerme. Se colocan sensores en el cuerpo para registrar:

  • La actividad cerebral (mediante EEG)
  • Movimientos oculares (mediante EOG)
  • Actividad muscular (mediante EMG)
  • Frecuencia cardíaca
  • Niveles de oxígeno en sangre
  • Flujo de aire en la nariz y la boca
  • Movimientos del pecho y el abdomen (para detectar esfuerzos respiratorios)

La PSG permite detectar pausas respiratorias, el tipo de apnea (obstructiva, central o mixta), su duración y la reducción del nivel de oxígeno en sangre. También determina el índice de apnea-hipopnea (IAH), que indica el número de episodios de apnea e hipopnea por hora de sueño.

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Índice de Apnea-Hipopnea (IAH)

El índice de apnea-hipopnea es un parámetro clave en el diagnóstico de la apnea obstructiva del sueño, y se calcula a partir de los resultados de la polisomnografía o del estudio domiciliario del sueño. Se clasifica de la siguiente manera:

  • AOS leve: 5-14 episodios por hora
  • AOS moderada: 15-29 episodios por hora
  • AOS severa: 30 o más episodios por hora

Polisomnografía domiciliaria (estudio del sueño en casa)

Es una versión simplificada de la polisomnografía que se realiza en casa. Para poder hacerla se entrega al paciente un equipo portátil con sensores que monitorizan algunos de los parámetros clave, como el flujo de aire, la saturación de oxígeno y el esfuerzo respiratorio, durante una noche de sueño en su hogar.

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Su uso está indicado principalmente para pacientes con alta probabilidad de apnea del sueño moderada a severa y es menos preciso que la PSG completa.

Oximetría nocturna

Se mide la saturación de oxígeno en sangre durante la noche, normalmente usando un sensor en el dedo. Esta opción se puede utilizar como una prueba de cribado inicial, pero no es suficiente para un diagnóstico definitivo. La fluctuación repetida en los niveles de oxígeno puede indicar apnea del sueño, pero no ofrece información detallada sobre el tipo o la severidad de la apnea.

Otras pruebas complementarias

Además de las mencionadas, que son las más usadas, puede optarse por otras opciones en paralelo, como:

  • Videograbación del sueño: en algunos casos, se puede solicitar al paciente que grabe su sueño para observar episodios de ronquidos o apneas.
  • Pruebas de imagen: en casos específicos, como anomalías estructurales graves, pueden ser útiles pruebas de imagen (como la tomografía computarizada.

Debido a que los tratamientos de los diferentes trastornos del sueño son diferentes, es importante realizar un diagnóstico preciso, y determinar exactamente cuál es el problema que origina la alteración en el sueño.

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