Arterioesclerosis
Modificar el estilo de vida, para eliminar sus factores de riesgo, es la clave para evitar la arteriosclerosis, una afección que consiste en que las arterias se vuelven rígidas y gruesas, lo que dificulta la circulación sanguínea.

Tratamiento y prevención de la arteriosclerosis

Por: María Alba Jiménez

Licenciada en Medicina por la Universidad de Alcalá de Henares y pediatría en el Hospital General de Villalba

Por: Dr. José Antonio Nuevo González

Especialista en Medicina Interna. Servicio de Urgencias del Hospital Gregorio Marañón de Madrid

Actualizado: 22 de septiembre de 2022

El tratamiento de la arteriosclerosis y sus complicaciones se basa en la modificación del estilo de vida, el empleo de fármacos e incluso la cirugía cuando es necesario. Evitar todos aquellos factores de riesgo cardiovascular que se pueden controlar, estableciendo un estilo de vida saludable es, además, la mejor forma de prevenir el desarrollo de arteriosclerosis.

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Modificación del estilo de vida

Lo mejor es reducir al máximo los factores que puedan suponer un daño a los vasos sanguíneos, para evitar así la aparición de la arteriosclerosis. Para conseguirlo, es importante tener en cuenta:

  • Enfermedades cardiovasculares: dieta

    Dieta

    Una alimentación saludable, que evite las grasas animales y contribuya a alcanzar y mantener un peso apropiado, es imprescindible para prevenir el depósito de grasas en las paredes vasculares y la consecuente disminución del calibre arterial. Una dieta equilibrada ayudará, además, a combatir la obesidad, que está asociada a otros trastornos como la diabetes, la hipertensión, o la hipercolesterolemia, que ya hemos visto que son factores de riesgo para desarrollar arteriosclerosis.

  • Enfermedades cardiovasculares: ejercicios

    Actividad física

    Es un punto fundamental a la hora de reducir el riesgo cardiovascular y mejorar el estado del sistema circulatorio. Basta con realizar un ejercicio moderado, pero diario, y preferiblemente de tipo aeróbico como caminar a paso rápido, nadar, o ir en bicicleta.

  • Enfermedades cardiovasculares: alcohol y tabaco

    Alcohol y tabaco

    Evitar cualquier hábito nocivo como el tabaquismo y el consumo de alcohol. Los fumadores son especialmente propensos a la arteriosclerosis, porque fumar reduce la cantidad de oxígeno que circula por la sangre y favorece el depósito de grasa en las arterias. El abandono de estos hábitos puede frenar e incluso mejorar la circulación en las personas afectadas por este problema.

  • Enfermedades cardiovasculares: estrés

    El estrés

    Se ha visto que el estrés también influye negativamente en el estado de las arterias. Un estilo de vida sin tensiones y libre de estrés contribuye al buen funcionamiento de los vasos sanguíneos.

  • Enfermedades cardiovasculares: hipertensión arterial

    Hipertensión arterial

    Es uno de los factores de riesgo fundamentales que es imprescindible vigilar, ya que la hipertensión arterial produce un daño muy importante en las paredes arteriales que, a la larga, favorece la aparición de arteriosclerosis. El control estricto de las cifras tensionales es una buena forma de prevenir este trastorno.

  • Enfermedades cardiovasculares: cuidado de pies

    Cuidado de los pies

    En el caso de enfermedad vascular en miembros inferiores hay que tener en cuenta ciertos aspectos en el cuidado diario de los pies. Se usará siempre un calzado del tamaño apropiado, y las pequeñas heridas y rozaduras se tratarán con mucha más atención que en condiciones normales, debido a la lenta cicatrización que tienen estos pacientes y al riesgo aumentado de infección.

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Tratamiento farmacológico de la arteriosclerosis

En realidad, a día de hoy no existe ningún tratamiento médico que haya demostrado su efectividad para curar la arteriosclerosis. Los fármacos que el médico suele recetar a estos pacientes suelen ir encaminados al tratamiento de alteraciones específicas, como la hipertensión arterial, la hipercolesterolemia, la diabetes…

Si el paciente presenta manifestaciones clínicas a nivel de la circulación de las piernas se puede utilizar ácido acetilsalicílico, que previene la agregación de las plaquetas en la placa de ateroma. Otros similares pueden ser el clopidogrel, prasugrel o ticagrelor. En algunos casos de enfermedad avanzada e isquemia establecida se puede recurrir a los anticoagulantes como el sintrom. Si no se produce ninguna mejora con las modificaciones en el estilo de vida, se pueden prescribir fármacos como la pentoxifilina, que ayudan a mejorar la circulación sanguínea.

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Cirugía y otros tratamientos intervencionistas

Cuando una de las arterias principales de la pierna queda ocluida puede hacerse necesaria la intervención mediante catéter de Fogarty, que permite extraer el coágulo y restablecer el aporte sanguíneo. En el caso de las arterias coronarias, la dilatación de la estrechez mediante un balón y la posterior implantación de un muelle o stent permitirá nuevamente el paso de la sangre a la zona de isquemia.

La cirugía propiamente dicha se reserva para aquellos pacientes que tienen dolor, dificultades para caminar, alteraciones en la piel debidas a la isquemia, o riesgo elevado de amputación, y no es posible un tratamiento de los previamente mencionados. La técnica consiste en abrir la arteria y limpiarla del material ocluyente, o bien realizar un by-pass o puenteo del vaso obstruido, al derivar la circulación por un vaso sanguíneo artificial.

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