Tratamiento y prevención de la ascitis
Actualizado: 22 de septiembre de 2022
El tratamiento de la ascitis producida por cirrosis se basa en la disminución de la ingesta de sal a menos de 2 gramos al día. Los diuréticos como la furosemida y la espironolactona se utilizan a dosis crecientes para ayudar a eliminar el exceso de líquido.
En los casos en los que hay una ascitis masiva –puede haber hasta 15 o más litros acumulados en el interior de la cavidad peritoneal– se puede realizar una paracentesis evacuadora, pinchando el abdomen con una aguja conectada a un tubo que permite evacuar el líquido. Hay casos de cirrosis avanzada en los que la ascitis ya no disminuye con los diuréticos y los pacientes necesitan paracentesis cada cierto tiempo.
Además de estas medidas, lo más importante en una cirrosis de causa alcohólica es dejar de beber alcohol por completo. Si un paciente cirrótico sigue bebiendo, morirá en pocos años o meses, y además irá a peor mucho más rápido. Además, no podrá ser candidato a trasplante hepático. En los pacientes con hepatitis B o hepatitis C hay que tratar la hepatitis con fármacos. Actualmente se pueden obtener tasas de curación de la hepatitis C de hasta el 90-100% con los nuevos fármacos surgidos en el último par de años. Hay algunos casos de cirrosis que incluso pueden llegar a revertir, aunque si ya hay ascitis esto no es lo habitual, si bien sí que mejoran los síntomas.
Otro posible tratamiento de la ascitis de causa cirrótica es el TIPS (shunt transyugular portosistémico intrahepático), aunque se usa poco porque puede generar otros problemas como encefalopatía hepática, o incluso disminución del tiempo de supervivencia. El trasplante hepático en los casos de cirrosis terminal permite solucionar la causa de la ascitis, pero hay muchos pacientes que no son candidatos a trasplante (a menudo por beber alcohol, o por ser muy mayores).
La ascitis producida por otras causas se tratará a menudo también con diuréticos y disminución de la ingesta de sal –aunque no todos los tipos de ascitis responden a este tratamiento– y paracentesis, aunque el tratamiento fundamental es el de la causa que lo produce. Por ejemplo, la ascitis tuberculosa se trata con medicamentos tuberculostáticos. En los casos en los que la ascitis es de tipo tumoral se suele utilizar quimioterapia.
Prevención de la ascitis
La mejor forma de prevenir la ascitis es no beber alcohol en absoluto –o al menos no beberlo en exceso– para evitar el daño hepático y la cirrosis que produce: “el único alcohol que no hace daño es el que no se bebe”. En ningún caso se deben superar los 30 gramos de alcohol al día en los hombres o los 20 gramos en las mujeres. Un tercio de cerveza tiene 13 gramos de alcohol, una copa de vino unos 11 gramos, y una dosis de 50 ml de whisky, 16. Cada año mueren en el mundo más de tres millones de personas por problemas derivados del consumo de alcohol, y el alcohol puede causar más de 200 enfermedades.
La otra forma de proteger nuestro hígado es evitando las hepatitis B y C. Contra la hepatitis B hay una vacuna, pero no así contra la C. Ambos virus se transmiten igual que el VIH, es decir, fundamentalmente por relaciones sexuales de riesgo, o por el uso de jeringuillas compartidas y otra parafernalia relacionada con el consumo de drogas.
En definitiva, una vida sana con un consumo responsable (o casi nulo) de alcohol, la abstinencia completa de cualquier tipo de drogas, y el uso de preservativos en las relaciones sexuales que no sean con nuestra pareja estable, nos ayudan a proteger nuestro hígado para evitar la cirrosis y, en consecuencia, la ascitis, que no sólo es antiestética y molesta, sino también el reflejo de una enfermedad subyacente grave.
Creado: 31 de diciembre de 2015