La exposición al polvo puede proteger al bebé del asma

Un nuevo estudio revela que los bebés que durante su primer año de vida se encuentran expuestos a distintos tipos de especies bacterianas presentes en el polvo doméstico tienen menos riesgo de desarrollar asma.
Bebé expuesto al polvo

La exposición temprana a ciertos microbios influye en la configuración de la respuesta inmune

Un nuevo estudio ha revelado que los bebés que durante su primer año de vida se encuentran expuestos a distintos tipos de especies bacterianas presentes en el polvo doméstico tienen menos tendencia a desarrollar asma durante la primera infancia.

La investigación ha comprobado que los niños que a los tres años de edad no sufrían alergia ni eran propensos a las sibilancias, eran los que solían haber estado más expuestos a altos niveles de bacterias y alérgenos comunes cuando eran bebés.

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Susan Lynch, investigadora de la Universidad de California San Francisco en Estados Unidos, y autora principal del estudio, ha explicado que no existe un mecanismo evidente que explique la asociación descubierta, pero que sus hallazgos confirman los resultados de otras investigaciones que señalaban la influencia que tienen las especies microbianas en la configuración de la respuesta inmune.

Cuanto mayor era la exposición a ciertos alérgenos durante el primer año de vida, menor era el riesgo de que los niños sufrieran alergia y sibilancias a los tres años

Al intentar descubrir por qué el asma es más frecuente y grave en los niños de familias pobres que residen en ciudades del interior, comprobaron que la exposición acumulada a alérgenos como la cucaracha, los ácaros del polvo, el gato, o el ratón, durante los tres primeros años de vida, se asociaba con más reacciones alérgicas y sibilancias, algo que los científicos ya esperaban.

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Sin embargo, cuando estos expertos analizaron esa misma exposición solo durante el primer año de vida, la relación se invirtió, y observaron que cuanto mayor era la exposición a ciertos alérgenos, menor era el riesgo de que los niños sufrieran alergia y sibilancias a los tres años, lo que sugiere que la respuesta inmune podría estar determinada por las exposiciones durante los primeros doce meses tras el nacimiento.

Los autores del trabajo explican que ya se ha comprobado que evitar estrictamente los alérgenos para reducir el riesgo de asma no ha sido efectivo, y que si los resultados de este  estudio se confirman en nuevos ensayos, tal vez se podrían diseñar nuevas estrategias de prevención basadas en la exposición temprana a los microbios apropiados.

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Actualizado: 31 de julio de 2017

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