Balanitis
La balanitis es la inflamación del glande, que puede estar producida por muchas causas, desde una higiene deficiente hasta lesiones premalignas que evolucionan a un cáncer de pene. Conoce cómo detectarlo y qué medidas tomar para controlarlo.

Tratamiento de la balanitis

Por: Dr. Miguel Vacas Córdoba

Especialista en Medicina Interna del Hospital Universitario Príncipe de Asturias

Actualizado: 21 de septiembre de 2022

Entre las medidas generales para tratar la balanitis o inflamación del glande se incluyen lavar la zona con agua templada o con suero fisiológico un par de veces al día y evitar jabones u otras sustancias que puedan ser irritantes mientras exista inflamación del glande.

Y es que, con una adecuada higiene del pene se pueden evitar muchos casos de balanitis. Para ello es necesario realizar un lavado completo de éste, que incluya la retracción del prepucio para dejar al descubierto el glande, pudiendo así limpiarlo cómodamente. De este modo se evita el acúmulo de suciedad en el frenillo y en el glande. Posteriormente se secará la zona como se hace con el resto del cuerpo. No es bueno un lavado excesivo, pues favorece la aparición de irritación.

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Cómo tratar la balanitis según su causa

Si la causa de la balanitis es una enfermedad de transmisión sexual, se tienen que adoptar las recomendaciones básicas indicadas por el médico de atención primaria o el médico especialista para su caso concreto.

Por otro lado, en función de cual sea el agente causante de la balanitis, se iniciará un tratamiento específico u otro:

  • Tratamiento de la balanitis candidiásica: se trata cuando produce síntomas, siendo de elección antifúngicos como el Cotrimazol o el Miconazol. Dado que la tasa de infección en la pareja es bastante alta, se aconseja tratar también a ésta, sobre todo si presenta síntomas. En los casos de balanitis candidiásica recidivante, hay que descartar la presencia de enfermedades como diabetes mellitus o VIH.
  • Tratamiento de la balanitis por aerobios y anaerobios: el tratamiento de elección son los antibióticos, que se seleccionan en función del germen causal que se sospeche. Los más utilizados son la Eritromicina para los aerobios (gérmenes que utilizan oxígeno para realizar su metabolismo) y el Metronidazol o la Amoxicilina-Clavulánico para los anaerobios (gérmenes que no utilizan oxígeno para realizar su metabolismo).
  • Tratamiento de la balanitis por herpes: se utilizan fármacos antiherpéticos como el valaciclovir, el aciclovir o el famciclovir. Si existen recurrencias frecuentes o muy graves, se puede plantear mantener tratamiento supresor de mantenimiento durante un año, ya que disminuye el riesgo de que éstas aparezcan.
  • Tratamiento del liquen escleroso: el tratamiento de elección son los corticoides tópicos hasta conseguir la remisión de la lesión, para posteriormente ir reduciéndolos progresivamente. En ocasiones se mantiene tratamiento intermitente durante algún tiempo, para mantener la remisión. La realización de medidas más agresivas como la circuncisión u otras intervenciones quirúrgicas depende del grado de afectación del glande o el prepucio, siendo algo que hay que valorar en cada caso en particular. Se suele realizar seguimiento de los pacientes, ya que en un porcentaje pequeño de casos puede haber transformación maligna.

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Prevención de la balanitis
  • Tratamiento de la balanitis circinada: el tratamiento de elección son los corticoides tópicos, asociándose un tratamiento específico si se sospecha infección asociada. El tratamiento de la pareja es necesario cuando se sospecha ETS.
  • Tratamiento de la eritroplasia de Queyrat y enfermedad de Bowen: la escisión quirúrgica es el tratamiento recomendado, aunque en algunas ocasiones se puede optar por otros tratamientos alternativos. Es obligatorio realizar seguimiento, pues existe riesgo de recurrencia.
  • Tratamiento de la balanitis de Zoon: el tratamiento incluye medidas generales (medidas higiénicas), tratamiento médico (corticoides tópicos, antibióticos) y medidas quirúrgicas (circuncisión), a valorar en función de cada caso. Se puede realizar o no seguimiento, en función de lo que estime el médico especialista en cada caso.
  • Tratamiento de la balanitis por fármacos: es necesario eliminar el fármaco causante y, si la afectación es extensa o severa, se pueden administrar cremas hidratantes o corticoides tópicos sobre la lesión.
  • Tratamiento de la balanitis por agentes irritantes (alérgicas): hay que retirar el agente precipitante y, en función de cada caso, añadir durante algunos días cremas hidratantes o corticoides tópicos si se considera oportuno. De este modo se consigue disminuir la inflamación.

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Respecto a cuánto tiempo dura el tratamiento de la balanitis, con la elección adecuada del mismo, y siempre dependiendo de la causa o posibles problemas o factores de riesgo asociados, puede desaparecer de un día a una semana después de iniciarlo.

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