El periodo de incubación del botulismo oscila entre 12 y 36 horas, aunque podría extenderse hasta una semana tras la ingesta del alimento contaminado. Hay tres tipos de botulismo según los síntomas que predominen, la persona que lo sufra, y la vía de contagio. Estos tipos son:
- Botulismo por ingesta: los síntomas empiezan entre las 18 y las 36 horas después de comer alimentos contaminados por la toxina. A veces pueden tardar varios días en aparecer según la cantidad de toxina que se haya ingerido. Los síntomas son:
- Boca seca.
- Debilidad muscular, comenzando en la cabeza.
- Visión doble y párpados caídos.
- Dificultad para respirar.
- Náuseas, vómitos y dolor abdominal cólico.
- Dificultad para tragar y parahablar como consecuencia de la afectación por la toxina de los pares craneales.
- Botulismo infantil: se relaciona con la ingesta de miel, principalmente. Los síntomas tardan en aparecer el mismo tiempo que en los adultos, y los más frecuentes son:
- Estreñimiento.
- Dificultad para mantener la cabeza erguida.
- Llanto débil y dificultad para mover las extremidades.
- Irritabilidad.
- Párpados caídos.
- Dificultad para mamar o respirar.
- Botulismo de las heridas: es difícil saber cuánto tiempo tardan en aparecer los síntomas desde el momento de la infección, porque la mayoría de los afectados por este tipo de botulismo son drogadictos con heridas en mal estado crónicas. Sus síntomas son muy parecidos a los que se presentan por vía digestiva, pero pueden aparecer de forma más brusca y con una progresión más rápida.
La complicación más frecuente en todos los tipos de botulismo es que la debilidad muscular llegue a afectar a los músculos respiratorios. Llegados a ese caso es necesario recurrir a la respiración artificial con ventilación mecánica.