Campylobacter
La infección por Campylobacter es una de las principales causas de diarrea en el mundo, aunque también puede producir otras enfermedades. Para prevenirla hay que mantener unas prácticas básicas de higiene.

Tratamiento de la infección por Campylobacter

Por: Dr. Miguel Vacas Córdoba

Especialista en Medicina Interna del Hospital Universitario Príncipe de Asturias

Actualizado: 22 de julio de 2022

Como en todas las diarreas, en el tratamiento de la infección por Campylobacter resulta fundamental asegurar una adecuada hidratación durante la fase aguda de la enfermedad, siendo necesaria la reposición de líquidos y electrolitos para compensar las pérdidas sufridas. Siempre es preferible la hidratación por boca mediante sueros de rehidratación oral o bebidas con sales, pero en aquellos casos en los que se produce una gran afectación del estado general, la reposición de líquidos e iones se efectuará por vía intravenosa.

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En lo que respecta a la alimentación, una vez se realicen menos de 3-4 deposiciones al día, se debe introducir gradualmente una dieta sólida, en pequeñas cantidades, para comprobar que existe una buena tolerancia a la misma. Se deben consumir alimentos astringentes como el arroz, la patata, el pan tostado, la carne de ave cocida o a la plancha, el pescado cocido o algunas sopas. Se deben evitar otro tipo de alimentos como la leche o sus derivados (aunque se pueden tolerar el yogur natural y los quesos frescos a medida que se produce mejoría), los dulces, las frutas y algunas verduras crudas, algunos frutos secos o las bebidas refrescantes. Asimismo, hay que evitar consumir aquellos alimentos que contienen muchas grasas u otros productos como las especias o el picante.

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El tratamiento antibiótico del Campylobacter puede evitarse en la mayoría de los pacientes, si bien es cierto que puede disminuir la sintomatología y acortar el período de excreción fecal de microorganismos. Los antimicrobianos más usados en nuestro medio son la eritromicina y la azitromicina. Se aconseja tratar con antibióticos a aquellos pacientes muy sintomáticos (fiebre elevada, diarrea sanguinolenta, aquellos que realizan más de 6-8 deposiciones en un mismo día…), a niños menores de seis años, a ancianos y a pacientes inmunodeprimidos (independientemente de la gravedad del cuadro).

Si se sospecha bacteriemia se utilizan otros antibióticos como la gentamicina. La duración del tratamiento es variable, desde varios días en el caso de las enteritis hasta varias semanas si se sospecha bacteriemia o infecciones en otras localizaciones.

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El pronóstico de la infección por Campylobacter es muy bueno para la mayoría de los pacientes, que se recuperan en un período que oscila entre cinco y 10 días, aunque en pacientes de riesgo (niños de corta edad, ancianos e inmunodeprimidos) puede existir un mayor número de complicaciones. De hecho una infección por Campylobacter en estos pacientes puede causar incluso la muerte.

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