Cáncer de esófago
Aunque su incidencia no es muy alta, el de esófago es uno de los cánceres más graves, ya que suele diagnosticarse en fases avanzadas, lo que complica su tratamiento. Conoce las distintas formas de abordarlo.

Diagnóstico del cáncer de esófago

Por: Dr. Juan José Tafalla García

Oncólogo médico, Hospital Sanitas La Zarzuela de Madrid

Actualizado: 28 de junio de 2022

La endoscopia digestiva alta (esofagoscopia) y toma de biopsia son la prueba fundamental para el diagnóstico del cáncer de esófago. Otras pruebas como el tránsito esofágico (tomar una papilla con bario -contraste radiológico- y posterior radiografía) pueden orientar al diagnóstico y sobre todo descartar la existencia de fístulas traqueoesofágicas (comunicaciones del esófago con la tráquea).

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El estudio se completa con la realización de broncoscopia (para descartar la afectación del aparato respiratorio) y, recientemente se ha incorporado una nueva técnica, la ecoendoscopia (exploración que permite la visualización directa del interior del esófago y la visualización ecográfica del interior de su pared, así como las estructuras que rodean a estas vísceras -mediastino- mediante la introducción de un tubo flexible por la boca) para comprobar así la afectación locorregional de la enfermedad, establecer la profundidad de la lesión y la afectación de los ganglios linfáticos.

El estudio de extensión se realiza con TAC de tórax y abdomen. Numerosas investigaciones han demostrado la utilidad del PET-TAC en el diagnóstico del cáncer de esófago, ya que detecta hasta un 15% más de lesiones a distancia no evidenciadas por TAC, por lo que cada vez se utiliza de manera más habitual en detrimento del primero.

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