Una investigación realizada por el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) y el Instituto de Investigación del Hospital del Mar (IMIM), con la colaboración de científicos norteamericanos, ha llegado a la conclusión de que la presencia de altos niveles de ciertos metales en el organismo, como selenio y níquel, pueden reducir el riesgo de desarrollar un cáncer de páncreas, mientras que otras sustancias, como plomo, cadmio y arsénico, producen el efecto contrario, es decir, que aumentan las posibilidades de padecer esta patología.

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El selenio es un micronutriente presente en alimentos como el pescado, el pan o los cereales, la piel de las patatas, algunas carnes, las lentejas o los huevos.. Por su parte, el níquel podemos encontrarlos bien en conservas de lata o comidas preparadas en utensilios bañados en níquel, o bien en alimentos como la berza, el maíz, el tomate, los arenques, los cacacuetes, las pasas, la cebolla, las espinacas, los guisantes, el cacao o el té.

Los investigadores analizaron las concentraciones de determinados metales pesados, minerales y metaloides (12 elementos en total) en las uñas de 118 personas diagnosticadas con cáncer de páncreas y en otros 400 pacientes ingresados en el hospital, pero que no sufrían la enfermedad.

Los pacientes con altas concentraciones de selenio y níquel tenían entre un 33 y un 95 por ciento menos posibilidades de padecer esta enfermedad mortal

El estudio demostró que el riesgo de desarrollar cáncer de páncreas era hasta seis veces superior en aquellos individuos que presentaban los niveles más altos de plomo, y entre dos y tres veces más alto en los que tenían niveles superiores de cadmio y arsénico. Por el contrario, los pacientes con altas concentraciones de selenio y níquel tenían entre un 33 y un 95 por ciento menos posibilidades de padecer esta enfermedad mortal, según ha explicado la directora del trabajo, Núria Malats, que pertenece al grupo de epidemiología genética y molecular del CNIO.

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Estudios anteriores ya habían asociado el selenio a un menor riesgo de desarrollar varios tipos de cáncer. De hecho, este elemento tiene la capacidad de neutralizar los efectos perjudiciales del plomo, el arsénico y el cadmio, una sustancia presente en el tabaco y considerada cancerígena.

Para llegar a estas conclusiones, los científicos también tuvieron en cuenta factores como el hábito de fumar (asociado a la tercera parte de los casos de cáncer de páncreas), el sobrepeso o la diabetes.

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Actualizado: 25 de noviembre de 2019

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