Esta semana dos visionarios, uno en el mundo de la tecnología, Steve Jobs, el alma de Apple, y otro en el de la salud, Ralph Steinman, galardonado con el Nobel de Medicina este mismo lunes, han fallecido como consecuencia de sendos cánceres de páncreas.

En el año 2004, Steve Jobs fue diagnosticado de una forma de cáncer poco común, conocida como tumor neuroendocrino pancreático (NET). Este tipo de tumores sólo se diagnostica en aproximadamente el uno por ciento de todos los tumores de páncreas, lo que en cifras viene a ser en una de cada 100.000 personas. En realidad, lo general es que cuando se dice que alguien padece un cáncer de páncreas se refiera a un cáncer exocrino, de los cuales el 95% son adenocarcinomas.

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Para entendernos, la diferencia principal entre un tipo y otro de cáncer radica en las glándulas del páncreas donde se localice el tumor: exocrinas y endocrinas. Las primeras se encargan de producir hacia los intestinos lo que se conoce como jugo pancreático, cuyas enzimas nos ayudan a digerir las grasas, carbohidratos y proteínas que ingerimos con los alimentos. Si ellas los alimentos no podrían ser absorbidos por los intestinos. Mientras que las células endocrinas del páncreas, que se agrupan en islotes, secretan a la sangre hormonas como la insulina –reduce la cantidad de azúcar en sangre- o la glucínea –aumenta el azúcar en sangre.

Esta distinción entre ambos tipos de cáncer es importante, ya que los exocrinos, que constituyen la gran mayoría de casos, son bastante agresivos y tienen muy mal pronóstico –los pacientes no suelen sobrevivir más de seis meses tras el diagnóstico, generalmente tardío, de un adenocarcinoma–, mientras que los endocrinos (el que padecía Jobs) son más fácilmente diagnosticables, tienen una evolución más lenta y más posibilidades de tratamiento.

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En el mismo 2004, el cofundador de la marca de la manzana, decidió entonces someterse a diferentes terapias alternativas, pero finalmente tuvo que claudicar a la evidencia y se sometió a una operación para extirparle las células malignas del órgano dañado. Tras ello el jefe de Apple volvió al trabajo, pero cinco años después tuvo que pasar de nuevo por el quirófano por culpa de una metástasis para que le fuera realizado un trasplante hepático en el Hospital Universitario Metodista de Memphis.

Dos años más tarde Jobs ha muerto rodeado de los suyos y habiéndose ganado la admiración de todo el planeta por su imponente carrera al frente de una de las marcas más poderosas del mundo que ha cambiado para siempre la manera en la que nos comunicamos y disfrutamos del ocio en nuestro día a día.

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Una terapia experiemental

Por su parte, Steinman falleció el viernes 30 de septiembre tras haber sobrevivido cuatro años a otro tumor de páncreas. Él mismo había diseñado la pionera inmunoterapia con la que se trataba.

Los esfuerzos de los investigadores se centran ahora en encontrar soluciones para alargar lo máximo posible la vida de los afectados por uno de los cánceres más agresivos que existen.

Actualizado: 25 de abril de 2017

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