Chancroide
El chancro blando o chancroide consiste en la aparición de úlceras genitales muy dolorosas, producidas por una bacteria que se transmite por vía sexual. Conoce sus síntomas, y cómo prevenir y tratar esta infección.

Tratamiento del chancro blando y cómo prevenirlo

Por: Dra. Sari Arponen

Doctora en Medicina, especialista en Medicina Interna y experta en microbiota

Actualizado: 22 de septiembre de 2022

En cuanto se sospeche un diagnóstico de chancroide en base a los síntomas mostrados por el paciente, hay que pautar tratamiento. El tratamiento médico apropiado del chancro blando cura la infección, reduce las complicaciones, y previene la transmisión a otras personas. Como enfermedad bacteriana que es, el chancroide se trata con antibióticos, en concreto Azitromicina (1 gramo en una dosis vía oral), Ceftriaxona (250 mg en una dosis intramuscular), o Ciprofloxacino durante 3 días.

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Es fundamental tratar a las parejas sexuales de los diez días anteriores al inicio de los síntomas, incluso aunque dichas parejas estén asintomáticas. Además, hay que descartar la presencia de otras enfermedades de transmisión sexual.

Es importantísimo que el paciente no mantenga prácticas sexuales no protegidas durante el tratamiento. En los casos en los que haya un gran ganglio fluctuante, a menudo para su resolución es necesario drenar el mismo por incisión, o bien por aspiración con aguja.

Con el tratamiento apropiado –su toma se facilita mucho con la Azitromicina y la Ceftriaxona, que se administran en una sola dosis– los síntomas del chancro mejoran en 3-7 días, aunque las úlceras más grandes, en personas con infección por VIH, o del prepucio de los varones, pueden necesitar hasta dos semanas para su curación. Si en siete días el paciente no ha mejorado, hay que pensar que no se ha tomado el tratamiento, o que hay otra infección de transmisión sexual sobreañadida.

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Cómo prevenir el chancro blando

Para prevenir el chancro blando o chancroide es fundamental practicar sexo seguro. Para ello, se deben utilizar preservativos, y sería mejor no mantener relaciones sexuales con individuos en alto riesgo de padecer enfermedades de transmisión sexual (trabajadores del sexo, personas muy promiscuas). Se debe informar a los viajeros a zonas endémicas de chancroide de los riesgos del sexo no protegido.

No se dispone de vacuna contra Haemophilus ducreyi. Es por ello que solamente la educación a nivel poblacional, de grupos, e individual, permite adoptar prácticas sexuales más seguras y evitar las infecciones de transmisión sexual en general, y el chancroide en particular. Es un esfuerzo en el que debemos participar todos para mejorar la prevención de este tipo de enfermedades.

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Por último: si aparece una úlcera genital, hay que consultar en el médico. La vergüenza no es motivo para sufrir una enfermedad de transmisión sexual y no recibir un tratamiento adecuado.

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