Síntomas de ciática: signos para identificarla
Por: David Saceda Corralo
Médico Interno Residente, especialista en Dermatología Medicoquirúrgica y Veneorología
Actualizado: 4 de junio de 2024
Para identificar si el dolor que estás experimentando es debido a la ciática, es importante reconocer ciertos síntomas característicos y su duración.
El principal síntoma del ataque de ciática es el dolor, aunque éste puede variar mucho en intensidad y características. Puede ser desde un dolor sordo que dura varios días, hasta un dolor que aparece casi de repente y con gran intensidad e impide al paciente moverse del sillón. En cualquier caso, el dolor afecta siempre a uno de los lados, desde las nalgas hasta la rodilla, las pantorrillas principalmentre, o incluso el pie. Es frecuente, además, que se acompañe con dolor en la parte baja de la espalda, por lo que los médicos lo llaman “lumbociatalgia”. El dolor puede aumentar con ciertos movimientos o posturas (sentarse por periodos prolongados, incorporarse, girar o levantar objetos…) o al aumentar la presión dentro del abdomen (toser, estornudar, defecar…). Puede aparecer también al acostarse o al despertarse por la mañana tumbado en la cama, pero no suele interrumpir el sueño en mitad de la noche.
Este dolor se puede acompañar de alteraciones de la sensibilidad de la piel que inerva el nervio ciático. Suelen aparecer sensaciones de hormigueo, pinchazos y de acorchamiento en las mismas zonas donde hay dolor. El entumecimiento puede sentirse en cualquier parte de la pierna, pero es más común en el pie y los dedos. Mientras que el hormigueo, a menudo descrito como "alfileres y agujas", puede acompañar o alternar con el dolor.
Otros síntomas frecuentes serían la debilidad muscular y la disminución de reflejos musculares. El nervio ciático, al estar dañado, no puede inervar correctamente los músculos y se limitan los movimientos de la cadera y la rodilla. Por eso, las personas con ciática caminan cojeando o no pueden levantarse de la cama por sí solos. De hecho, en casos severos, puede causar una caída del pie, donde la persona tiene dificultad para levantar la parte delantera del pie al caminar, que se queda "como atrapado en el suelo".
Podemos hablar también de una “ciática invertida”. En este caso no se comprime el nervio ciático, sino que lo hacen las raíces nerviosas más superiores que forman el nervio femoral. El dolor aparece entonces en la parte delantera del muslo llegando hasta la rodilla, a veces incluso cerca de la ingle. También se puede debilitar la extensión de la rodilla.
Creado: 7 de diciembre de 2012