Clamidia
La clamidiasis es una enfermedad de transmisión sexual que a menudo no produce síntomas, aunque puede causar complicaciones graves. Aprende a identificar un contagio por Clamidia y evitar sus secuelas.

Tratamiento de la infección por Clamidia

Por: Dra. Sari Arponen

Doctora en Medicina, especialista en Medicina Interna y experta en microbiota

Actualizado: 21 de septiembre de 2022

El objetivo del tratamiento de la clamidia es resolver los síntomas (si los hubiera), disminuir el riesgo de transmisión (a las parejas sexuales o a los bebés de las mujeres embarazadas) y prevenir complicaciones de la clamidiasis como la enfermedad inflamatoria pélvica, la epididimitis o la infertilidad.

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El tratamiento de la infección por Clamidia consiste en la administración de antibióticos. Se utilizan la Doxiciclina y la Azitromicina. La Azitromicina (en la uretritis y la cervicitis) tiene la ventaja de que se administra una sola dosis de 1 gramo una única vez (tres veces de forma semanal en la proctitis); la Doxiciclina se toma dos veces al día durante un mínimo de siete días (la duración depende de la localización de la infección). Otros antibióticos que se pueden utilizar son las quinolonas.

Clamidia y sexo: cómo evitar infecciones

En pacientes con clamidia es recomendable la abstinencia sexual durante una semana después del tratamiento. Además, hay que utilizar siempre preservativo en las relaciones sexuales (también en el sexo oral) con las parejas sexuales no estables (o con las estables si así se requiere: infidelidades, parejas abiertas…). Si los síntomas se repiten, hay que volver a consultar al médico. Por otro lado, hay que investigar y tratar a las parejas sexuales siempre que sea posible. 

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Tratamiento de la infección por Clamidia

La única forma de evitar la clamidiasis es practicando el sexo seguro (o bien la abstinencia). Es importantísimo utilizar preservativo en todas las relaciones de sexo anal, oral y vaginal con las parejas sexuales no estables. Además, el preservativo permite evitar otras muchas infecciones de transmisión sexual como la sífilis, la gonorrea, el VIH o algunas hepatitis.

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