Modificando el estilo de vida y evitando hábitos tan nocivos como el consumo de tabaco y alcohol, podríamos evitar desarrollar el 80% de las enfermedades crónicas más comunes en nuestro país, como trastornos cardiovasculares, diabetes, afecciones respiratorias –EPOC, asma…– e, incluso, uno de cada tres cánceres.

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Estas patologías consumen, además, el 70% del presupuesto sanitario en España. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha advertido que las enfermedades crónicas son ya, y continuarán siendo, debido sobre todo al progresivo envejecimiento de la población, una importante carga para todos los sistemas sanitarios, por lo que su correcto manejo supone un gran reto para la sociedad, en el que deben implicarse tanto los profesionales sanitarios como los propios pacientes.

El significativo incremento de la incidencia de enfermedades crónicas ha sido calificado por algunos expertos como la ‘pandemia del siglo XXI’

El significativo incremento de la incidencia de enfermedades crónicas ha sido calificado por algunos expertos como la ‘pandemia del siglo XXI’, de ahí que resulte imprescindible establecer cuanto antes medidas de prevención y actuar contra los factores de riesgo que favorecen la aparición de estas patologías, para conseguir un envejecimiento saludable y activo y, al mismo tiempo, evitar un posible colapso del sistema sanitario que redundaría en un perjuicio de la calidad de vida de los afectados.

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El doctor José Augusto García Navarro, del Hospital Universitario Sant Joan de Reus (Tarragona), destaca el importante papel que debe representar la geriatría en el tratamiento de los pacientes con enfermedades crónicas, especialmente cuando se trata de personas con más de una enfermedad, y que con frecuencia sufren una dependencia física asociada a estas patologías.

Según este especialista es preciso adaptar el sistema sanitario para mejorar el seguimiento de estos pacientes y de las complicaciones asociadas a su enfermedad, lo que permitiría también evitar exacerbaciones que conduzcan al paciente al servicio de urgencias de forma reiterada, así como los reingresos hospitalarios.

En este sentido, son muy útiles las unidades de agudos de geriatría en los hospitales, donde se tratan las reagudizaciones de las enfermedades crónicas y las complicaciones derivadas de estas; mientras que las unidades de rehabilitación geriátricas contribuyen a una mejor y más rápida recuperación de los pacientes que han tenido que permanecer ingresados durante un tiempo prolongado, a causa de su enfermedad o de un accidente.

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El doctor García afirma que la clave está en establecer una estrecha colaboración entre atención primaria –cuyos profesionales pueden orientar a los pacientes para que adopten hábitos de vida saludables y mantengan un correcto manejo de la enfermedad–, y geriatría hospitalaria –que se encargaría del tratamiento de los pacientes con afecciones más complejas–.

Fuente: Sociedad Española de Geriatría y Gerontología

Actualizado: 19 de junio de 2018

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