Tratamiento y prevención de la dispepsia
Actualizado: 28 de junio de 2022
El tratamiento de la dispepsia orgánica es el de la causa que lo produce. El tratamiento de las causas más frecuentes consiste en:
En cuanto al tratamiento de la indigestión o dispepsia funcional, es decir, cuando no se ha encontrado una causa orgánica que la produzca, el objetivo es el alivio de los síntomas. Aunque sea un proceso benigno, puede interferir mucho en la calidad de vida del paciente. Para lograrlo, en general, el médico puede recomendar mejorar ciertos aspectos del estilo de vida, como dejar de fumar, reducir el consumo de alcohol y tratar el sobrepeso.
También se pueden realizar múltiples recomendaciones dietéticas como evitar el picante, evitar las grasas o evitar el café, sin que se haya demostrado que estas recomendaciones sirvan realmente para mejorar las molestias de los pacientes. Otros consejos como comer despacio, masticar adecuadamente, hacer ingestas frecuentes y no muy copiosas son adecuados, pero en muchos casos tampoco son suficientes para mejorar la dispepsia.
Fármacos para la indigestión o digestiones pesadas
Puede ser que el médico proponga diversos tratamientos farmacológicos para la dispepsia funcional, como los inhibidores de la bomba de protones u otros antisecretores como los antihistamínicos antiH2 (ranitidina y similares) o procinéticos que ayudan a vaciar el estómago (cinitaprida, cleboprida, domperidona). En algunos pacientes que tengan un claro componente psicológico se podría ensayar un antidepresivo con componente ansiolítico, como la amitriptilina o la paroxetina.
Aunque no se han realizado aún muchos estudios sobre este tema, hay muchos casos de personas que notifican mejoría de sus síntomas de dispepsia –o de otra entidad, el síndrome de intestino irritable– con un enfoque dietético personalizado. En concreto, la sensibilidad al gluten no celíaca consiste en la intolerancia al gluten sin ser celíaco, y uno de sus síntomas es la dispepsia. Estas personas comentan mejoría tras la retirada del gluten de la dieta. Aunque sea aún un tema no muy conocido e incluso algo controvertido, hay científicos que consideran que hasta el 10% de la población puede tener una sensibilidad al gluten no celíaca. La dificultad de su diagnóstico radica en que no hay ninguna prueba que permita diagnosticarla, y la única forma de hacerlo sería realizando una dieta sin gluten y ver si se mejora. Actualmente incluso se piensa que en realidad esta entidad puede tener que ver con otros componentes del trigo distintos del gluten.
Otras personas pueden mejorar con enfoques de dieta evolutiva que incluyen restricción de algún otro grupo de alimentos, además de los cereales con gluten.
Creado: 13 de noviembre de 2015