Elefantiasis
1.230 millones de personas están en riesgo de padecer elefantiasis (filariasis linfática), un síndrome en el que las piernas o el escroto aumentan de tamaño por un bloqueo del sistema linfático por un parásito llamado filaria.

Qué es la elefantiasis

Pie y pierna donde se aprecia la elefantiasis

La elefantiasis se da en ciertas áreas tropicales y subtropicales de África, Asia del Sur, Islas del Pacífico, y América del Sur y el Caribe.

Por: Dra. Sari Arponen

Doctora en Medicina, especialista en Medicina Interna y experta en microbiota

Actualizado: 21 de septiembre de 2022

La elefantiasis habitualmente se considera como sinónimo de filariasis linfática. Esta enfermedad tropical consiste en que unos parásitos de tipo filaria (gusanos filiformes), que se transmiten por algunos tipos de mosquitos, bloquean la circulación de la linfa (líquido que recorre los vasos linfáticos con una importante función inmunitaria y metabólica) provocando la hinchazón de las piernas y con mucha frecuencia del escroto. Secundariamente se produce un engrosamiento de la piel y los tejidos blandos, por lo que las piernas adquieren el aspecto de patas de elefante. De ahí el nombre de ‘elefantiasis’. Problemas todos ellos que causan dolor a los afectados, diferentes grados de discapacidad y por lo general un gran estigma social debido a su aspecto físico.

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Se trata de una enfermedad de ciertas áreas tropicales y subtropicales de África, Asia del Sur, Islas del Pacífico, y América del Sur y el Caribe. Afecta a millones de personas en todo el mundo (se calcula que alrededor de 120 millones de personas), siendo causante de discapacidad y sufrimiento (se estima que hay 40 millones de incapacitados o desfigurados por este problema). Como se transmite por mosquitos, la forma más eficaz de protegerse de forma individual es evitando la picadura de los mosquitos que la transmiten.

Unos 120 millones de personas en el mundo están afectadas por elefantiasis, un tercio están desfiguradas o incapacitadas por la enfermedad

La infección suele contraerse en la infancia. El diagnóstico de la elefantisasis no siempre es fácil. Se basa en la detección de las pequeñas larvas o microfilarias sobre todo en sangre, aunque a veces lo que se realiza es una ecografía para detectar los gusanos adultos. Hay muchos casos asintomáticos, y también en ocasiones con síntomas agudos; éstos son los que más se benefician del tratamiento con fármacos antiparasitarios. Cuando ya se ha llegado a la fase crónica, con la instauración del linfedema y los cambios cutáneos, el tratamiento con fármacos es poco eficaz.

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A pesar de considerarse una enfermedad tropical desatendida, se están logrando avances en la lucha contra ella. La Organización Mundial de la Salud tiene un programa especial para conseguir su erradicación con programas de uso masivo de antiparasitarios en todas las personas que viven las zonas de riesgo, para de esta manera romper con el ciclo de su transmisión. 

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