Síntomas de la enfermedad de Kawasaki
Actualizado: 20 de julio de 2022
La mayoría de los niños con enfermedad de Kawasaki son llevados al médico por un cuadro de fiebre prolongada. Los niños suelen estar más irritables de lo que se esperaría para el nivel de fiebre que presentan. La fiebre aparece de forma abrupta aunque pueden existir algunos síntomas del síndrome de Kawasaki leves los días previos, tales como irritabilidad, vómitos, diarrea, disminución de la ingesta, tos, secreción nasal, debilidad, dolor abdominal y dolor articular.
Fases de la enfermedad de Kawasaki
La evolución de la enfermedad sigue cuatro fases:
Fase aguda
Comienza de forma brusca con fiebre de más de 39-40ºC, que puede durar varias semanas y que no responde a antitérmicos ni a antibióticos. Con un tratamiento adecuado, como aspirina a altas dosis o inmunoglobulinas intravenosas (anticuerpos que se administran para disminuir la respuesta inmunológica del paciente), la fiebre remitiría en menos de 48 horas.
Además de fiebre, en esta fase pueden aparecer otros síntomas y signos como irritabilidad, conjuntivitis bilateral (con enrojecimiento de los ojos), enrojecimiento y tumefacción de manos y pies, enrojecimiento alrededor del ano, lengua roja con aspecto de fresa por la prominencia de las papilas gustativas, trastornos de órganos internos como el hígado, el riñón o el intestino, inflamación del músculo cardiaco (miocarditis) o inflamación de la membrana que rodea al corazón (pericarditis).
En el 75% de los casos hay un aumento de los ganglios en el cuello que se palpan como nódulos de aproximadamente 1,5 cm de diámetro. Los síntomas en la piel y los ganglios son muy evidentes en esta fase aguda pero pueden persistir en el resto de fases.
Fase subaguda
Es una fase que comienza cuando desciende la fiebre y que puede durar varias semanas. Los signos característicos de esta fase son una descamación que ocurre en la piel de alrededor de los dedos y el aumento notable de unas células que hay en la sangre que facilitan la coagulación que se llaman plaquetas.
Además, en esta fase se desarrollan aneurismas (como pequeños sacos) en las arterias coronarias inflamadas. El riesgo de muerte súbita en esta fase es elevado pues se pueden formar trombos que obstruyan las arterias coronarias dando lugar a un infarto agudo de miocardio. La formación de trombos en esta fase está facilitada por la presencia de aneurismas en las arterias coronarias y la existencia de una elevada cifra de plaquetas que favorecen la coagulación.
Fase de convalecencia
En esta fase van desapareciendo todos los síntomas de la enfermedad, habitualmente antes de que hayan pasado tres meses del inicio del cuadro. Las alteraciones que se ven en los análisis de sangre también se normalizan.
Sin embargo, aunque los aneurismas de las arterias coronarias más pequeños pueden desaparecer, existe riesgo de que crezcan los aneurismas más grandes. Estos aneurismas se pueden romper o se pueden formar trombos en su interior. Ambas complicaciones producen la obstrucción de la arterias coronarias y dan lugar a un infarto agudo de miocardio.
Fase crónica
Esta fase sólo es importante en aquellos pacientes que han tenido complicaciones cardiacas, pues son complicaciones pueden durar toda la vida. Los aneurismas en las coronarias persisten en la edad adulta y en algunos casos pueden llegar a romperse con graves consecuencias.
Creado: 10 de julio de 2012